¿Rally de fin de año?

Portocolom AV | Aunque a menudo se percibe que los dos últimos meses del año siempre tienen un sesgo positivo para la renta variable, lo cierto es que en la última década ha habido varios descensos bursátiles significativos en noviembre y diciembre, vistos en los años 2012, 2014, 2015 y 2018. El descenso de 2018 fue del 18%, mientras que el de 2015 fue del 14%.

Los actuales indicadores de sentimiento, en los que se observa una extremada complacencia nos impiden descartar que podamos ver un nuevo ajuste temporal en la renta variable antes de final de año.

No obstante, la gran pregunta para la mayoría de los inversores se centra en el mercado de la renta fija. ¿Cómo es posible que con el fuerte repunte de inflación las rentabilidades de los bonos a largo plazo no repunten en mayor cuantía, y se mantengan muy por debajo de los niveles actuales de inflación? Y más aún cuando los principales bancos centrales en breve comenzarán a reducir sus compras en los mercados de renta fija. Y la respuesta es que por el momento siguen realizando esas compras… y por otro lado existe un elevado nivel de endeudamiento a nivel global. Una combinación de inflación y represión financiera (mantenimiento de los tipos de interés en niveles muy bajos) es una buena opción para ir reduciendo el alto endeudamiento. Y no sería la primera vez en la historia que sucede (siempre ha sucedido con elevados niveles de endeudamiento). Por tanto, quizás todavía no estemos tan cerca de ver a los bancos centrales subir los tipos de interés. Un escenario, que de confirmarse seguiría siendo positivo para la renta variable al menos durante unos trimestres más. Eso siempre y cuando no suceda algún imprevisto por el camino que obligue a los bancos centrales a cambiar su hoja de ruta. Veremos…