Virginie Maisonneuve (Alliazn GI) | El 20 de enero, Donald Trump tomó posesión de su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos, lo que marca el inicio de una nueva etapa política en el país. En este contexto, el nombramiento de Robert F. Kennedy Jr. (RFK Jr.) para liderar el Departamento de Salud y Servicios Humanos ha generado gran expectación. Su enfoque sobre la sanidad podría dar un giro importante a las políticas actuales, abriendo un debate sobre qué cambios traerá si finalmente asume el cargo.
El presidente electo ha propuesto a RFK Jr. para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. (HHS), que abarca entidades clave como los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Este nombramiento ha generado revuelo, y es probable que el proceso de confirmación en el Senado enfrente obstáculos. Sin embargo, independientemente del resultado, ya está provocando volatilidad en el sector sanitario, un impacto que parece continuará a lo largo del año.
RFK Jr. y el futuro de la sanidad en EE. UU.: ¿Qué cambios traerá su liderazgo?
Durante su breve campaña presidencial, RFK centró sus preocupaciones principalmente en los ingredientes y aditivos de muchos alimentos procesados en EE. UU. No obstante, sus declaraciones más controvertidas han estado relacionadas con su «escepticismo sobre las vacunas» y su intención de revisar ciertos requisitos federales sobre las mismas. De hecho, tras el anuncio de su nominación, algunos brokers crearon rápidamente una cesta de riesgo bajo el nombre MAHA (Make America Healthy Again), dividida en dos categorías:
- Empresas de alimentación: Al igual que las que podrían verse afectadas por el uso creciente de fármacos GLP-1 contra la obesidad, el enfoque en un estilo de vida más saludable y la reducción del consumo de calorías representa una amenaza para muchas empresas de alimentos procesados.
- Vacunas: RFK ha afirmado que “no le quitaría las vacunas a nadie”, pero también ha defendido «mayor libertad de elección», lo que podría llevarle a presionar a la FDA para que exija más datos a las compañías al presentar vacunas para su aprobación.
Además, RFK ha mencionado la posibilidad de reducir drásticamente el tamaño de la FDA eliminando departamentos completos, y también ha propuesto reformar la Ley de Tasas para Medicamentos con Receta debido a los posibles conflictos de interés (actualmente, alrededor de la mitad del presupuesto de la FDA proviene de la industria farmacéutica). Cualquiera de estas medidas podría dejar a la FDA con un presupuesto y personal insuficientes, lo que retrasaría los plazos regulatorios y afectaría tanto a las farmacéuticas como a las empresas biotecnológicas. Además, su apoyo a la «sanidad alternativa» podría desviar fondos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), ralentizando así los avances en la investigación y el desarrollo de fármacos”.