Siete récords consecutivos tras un junio muy desigual

Juan_Carlos_Ureta

Juan Carlos Ureta (Renta 4) | La impresionante sucesión de siete récords históricos consecutivos que ha logrado el S&P en las últimas sesiones pasará a la historia de las Bolsas americanas como un nuevo hito (desde 1997 no se habían visto siete máximos históricos seguidos) y ha confirmado plenamente la idea con la que cerrábamos nuestro anterior comentario de un inicio optimista del segundo semestre

Es verdad, como han señalado algunos analistas, que las subidas diarias que ha tenido el S&P en las últimas sesiones han sido muy pequeñas, algún día apenas perceptible, pero definitivamente las Bolsas americanas están volviendo a hacer historia en un año en el que el S&P ha conseguido, como media, un nuevo récord cada cuatro sesiones, tras un año 2020 que terminó con fuertes subidas para el Nasdaq (+44%) y para el S&P (+16%). Que después de esas subidas el S&P acumule ya este año subidas adicionales del 16% y el Nasdaq del 13,5% es algo realmente notable y llamativo, incluso para los tiempos de euforia y complacencia que vivimos en las Bolsas desde abril de 2020.

Sin embargo, no cabe decir lo mismo de otras Bolsas. El Eurostoxx sube este año un 15% pero en 2020 cayó un 5% y nuestro Ibex bajó la semana pasada un 2%, su peor semana de los seis últimos meses, y es verdad este año sube un 10%, pero tras bajar un 15% en 2020. Entre los índices europeos solo el Dax alemán resiste una cierta comparación con los americanos en lo que a su comportamiento desde abril de 2020 se refiere. En cuanto a la Bolsa china, no acaba de despegar, pese al buen comportamiento de su economía, que es la que antes y mejor ha salido de la pandemia. En junio el Shanghai Composite ha bajado un 0,67%.

Precisamente una de las noticias de la semana, que ha pasado bastante desapercibida, ha sido el centenario de la fundación del Partido Comunista chino. La celebración ha servido a Xi Jinping para hacer una demostración de fortaleza dirigida tanto al exterior como al interior. El repliegue de la economía china hacia el mercado doméstico, bajo el lema «In China for China» (hecho en China y para China) es muy obvio y forma parte del nuevo mundo post Covid de bloque regionales, pero ese repliegue no es incompatible, sino todo lo contrario, con el afán expansionista global de China. Como ha dicho Xi Jinping en el congreso de celebración del centenario, China cuenta con esa formidable «muralla» de mil cuatrocientos millones de personas que le protege de cualquier bache que sufra la economía global y, a la vez, le permite crecer de forma autónoma sin tener que depender de otros.

Pero además de esa muralla de mil cuatrocientos millones de personas, China cuenta también con la fortaleza del yuan para seguir comprando activos fuera de China. El yuan ha ido escalando posiciones con el dólar hasta el nivel de 6,47 yuanes por dólar. Quedan ya lejanos los momentos de aquel agosto de 2015 en los que la amenaza de que la divisa china se desplomase por debajo de 7 yuanes por dólar provocó caídas en las Bolsas mundiales que en alguna sesión llegaron a ser cercanas al diez por ciento. 

El temor era, entonces, que la devaluación del yuan exportase deflación al mundoAhora sucede justo lo contrario, ya que una subida del yuan puede alimentar aún más la amenaza de inflación. Es un riesgo poco comentado, pero no por ello menos real y se añade al hecho de que China está acaparando materias primas básicas (níquel, cobre, petróleo, madera…) y subiendo sus precios. 

Pero, por el momento, la inflación no parece preocupar a los inversores americanos. Con datos como el informe de empleo americano de junio, que se publicó el viernes pasado, los inversores se reafirman en esa economía «goldilocks», que es capaz de seguir creciendo, pero sin llegar al nivel de recalentamiento excesivo. En junio en Estados Unidos se crearon 850.000 puestos de trabajo, más de lo esperado, pero la tasa de paro repuntó una décima y las subidas de salarios por hora se mantuvieron, lo cual ratificó a los inversores en la idea de que la Fed mantendrá inalterada su política monetaria ultraexpansiva y animó el final de la sesión.

El relevo de sectores, con las tecnológicas tomando el testigo cuando caen los valores tradicionales, tiene mucho que ver en ese buen comportamiento de las Bolsas americanas. A lo largo del año los valores de reapertura y los llamados valores «pandémicos» (léase, sobre todo, tecnológicas) se han ido relevando unos a otros, de forma que índices como el S&P, que tienen entre sus componentes a ambos tipos de empresas, han subido de forma casi continua, impulsados sucesivamente por las tecnológicas o por los valores tradicionales. 

Si miramos la evolución mensual vemos que el relevo es casi perfecto. En enero el Nasdaq subió el 1,4% mientras que el Dow Jones perdió el 2%, pero en marzo, por ejemplo, el Dow Jones subió el 6,6% mientras que el Nasdaq se quedó en una modesta ganancia del 0,4%. En el mes de junio y en los primeros días de julio las tecnológicas han sido las que han tirado del mercado, quedándose atrás valores más tradicionales vinculados a la reapertura de la economía por los temores a nuevos rebrotes provocados por la variante delta. El Nasdaq ha subido en junio un 5,5%, pero el Dow Jones ha bajado un 0,08% en el mes. 

El problema es que las Bolsas europeas y sobre todo la española no tienen las grandes tecnológicas que tienen las americanas, que puedan tomar el testigo cuando hay dudas sobre la reapertura económica. De ahí las caídas, esta última semana, del Ibex (-2%) y del Eurostoxx (-0,9%). Unas caídas que contrastan con el 2% que ha subido el Nasdaq, que en esta ocasión se ha apoyado también en Facebook, que el lunes pasado subía más de un 4% tras recibir la sentencia favorable de un juez federal en relación con la causa antimonopolio del gobierno americano. La sentencia da vía libre a Facebook para monetizar sus plataformas Instagram y WhatsApp y la incorpora al club de compañías cuyo valor en Bolsa supera el billón de dólares junto con Apple, Amazon y Google, siendo además la más joven del grupo.

Gracias en gran medida a las tecnológicas, la fe de los inversores en la Bolsa americana no tiene límites y ha llevado, según datos de Bank of America, a que en el primer semestre hayan entrado en Fondos de renta variable seiscientos mil millones de dólares, una cifra realmente récord que deja muy pequeña a la de cualquiera de los años anteriores.

El segundo semestre se inicia tras un junio muy desigual, en el que, como antes decíamos, el Nasdaq ha sido la estrella (+5,5% en el mes) pero en el que otras Bolsas han sufrido. Nuestro Ibex ha caído un 3,6% en el mes, el Shanghai Composite un 0,67%, el Nikkei un 0,24%, el MSCI un 0,11% y el Dow Jones un 0,08%. Las vacunas y los rebrotes producidos por nuevas variantes del virus van a marcar la reapertura y a nuestro juicio sería importante que la subida de las Bolsas no se limite solo a las tecnológicas porque pensamos que un modelo del estilo del pasado agosto, con las grandes tecnológicas absorbiendo todas las subidas, no es sostenible.

Esta semana semifestiva en Estados Unidos por el Día de la Independencia hay pocas noticias, y tal vez lo más relevante, aparte de los ISM de servicios, sea la publicación de las actas de la última reunión de la Fed, pero pensamos que no habrá sorpresas y que el segundo semestre se iniciará con la misma tranquilidad con la que ha cerrado el primero.