¿Sufrirá la economía mundial un «Covid económico»?

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Luke Bartholomew (abrdn) | A medida que las economías del mundo comienzan a recuperarse de las sacudidas iniciales de la pandemia del Covid, es el momento de preguntarse cuál será el impacto de los confinamientos, paros y tensiones mundiales en la productividad y los suministros a largo plazo. 

Estimamos que es probable que se produzca una cicatriz económica, o un «Covid económico», que cause una pérdida de producción a largo plazo del 3% del PIB mundial. 

Gracias a los esfuerzos de los bancos centrales del mundo, la pandemia no fue una crisis financiera o de liquidez, y no puede compararse con pandemias mundiales anteriores, ya que el número de muertos que ha dejado el Covid ha sido significativamente menor. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la crisis financiera mundial de 2008 causó importantes daños a largo plazo: la economía mundial sigue estando un 35% por debajo de la tendencia de crecimiento prevista antes de su estallido, lo que ha tenido un enorme impacto en las economías, las empresas y los medios de vida. Tras las pandemias del pasado, como la peste negra y la gripe española, la disminución de los trabajadores supuso un aumento del coste de la mano de obra y se produjeron importantes movimientos populistas. 

¿Aumentará la productividad? 

Las crisis económicas importantes no siempre tienen resultados negativos. Pueden obligar tanto a los individuos como a las empresas a abandonar un comportamiento arraigado, pero no óptimo, y a «reoptimizar». Puede ser que el trabajo en línea desde casa genere eficiencias.  Los patrones de producción y consumo a largo plazo pueden cambiar de forma permanente: por ejemplo, el auge del entretenimiento en casa y la entrega de comida gourmet a domicilio puede significar que los cines y los restaurantes nunca vuelvan a ser lo que eran antes de la crisis. 

La inversión centrada en el desarrollo de vacunas de ARNm podría dar lugar a una oleada de innovaciones médicas en torno al tratamiento de enfermedades y la creación de nuevos medicamentos y vacunas, impulsando así la productividad.

Sin embargo, estos aspectos positivos pueden no compensar el hecho de que los confinamientos, los cuellos de botella y las tensiones en la cadena de suministro han provocado la depresión de la oferta de la economía mundial.

¿Cuál será el efecto en el mercado laboral? 

Las recesiones suelen dejar cicatrices en el mercado laboral. Los periodos de elevado desempleo hacen que la población en edad de trabajar pierda competencias, pierda el contacto con el mercado laboral y acepte un empleo que no es adecuado. Esto afecta a la oferta de trabajo y a la eficiencia de los mercados laborales. 

Los shocks laborales causados por Covid serán variados ya que los países dieron respuestas diferentes. Estados Unidos permitió que se generara el desempleo, pero lo subvencionó más generosamente. En Europa, los trabajadores fueron apartados y se les pagó para que mantuvieran sus puestos de trabajo. 

Los empresarios se han dado cuenta de que la formación de sus nuevos empleados a distancia es extremadamente difícil, por lo que podría seguir existiendo un déficit de competencias perjudicial. Sin trabajadores plenamente formados y capacitados, las empresas tendrán dificultades en los próximos años para innovar y seguir siendo competitivas.

¿Veremos la «cicatrización de las ideas» y la «zombificación»? 

También es posible que la pandemia y su correspondiente shock económico cambien profundamente el deseo de los consumidores y las empresas de gastar e invertir. Los niveles de ahorro de los hogares ya están en máximos históricos, ya que los consumidores adoptan un enfoque más cauteloso de sus finanzas. Si no recuperan la confianza, la contención del gasto frenará el crecimiento económico. 

Para las empresas, el riesgo reside en la creación de empresas «zombis», que se mantienen vivas gracias a las ayudas del gobierno y a los bajos tipos de interés, cuando de otro modo habrían cerrado por buenas razones. El número de empresas «zombis» está aumentando desde la pandemia, lo que significa que las buenas empresas compiten con las «zombis» por la mano de obra y los recursos. 

El camino a seguir

La tarea de los gobiernos y de los bancos centrales es ahora deshacer el apoyo que han prestado a los consumidores y a las empresas con prudencia, al tiempo que mejoran el daño a largo plazo de la economía. Pueden poner en marcha programas de formación para cerrar la brecha de competencias y ayudar a la mano de obra a adaptarse a una economía cambiada. Un mayor gasto público en infraestructuras contribuirá a apoyar el lado de la demanda de la economía. Los bancos centrales pueden desempeñar su papel normalizando gradualmente la política monetaria y siendo claros y coherentes en su comunicación.

Todas estas medidas podrían ayudar a mitigar la pérdida prevista del 3% del PIB para la economía mundial. La tarea consiste en que los gobiernos actúen ahora y los bancos centrales se anden con cuidado.