A China le preocupa el excesivo ahorro de sus familias: con un 45,7% del PIB, es una de las más altas del mundo

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Intermoney | La contención del consumo en China es un motivo de preocupación de las autoridades del gigante asiático. Los esfuerzos por impulsarlo no están teniendo el resultado esperado pues estaríamos tratando una cuestión de índole más social que económica. Hablamos del resultado derivado de que el ejecutivo chino haya llevado a cabo decisiones rigurosas en el ámbito pandémico, con férreas acciones contra la movilidad y otras enfocadas en determinados sectores.

La sociedad china se ha caracterizado siempre por tendencia cultural enfocada al ahorro. La tasa de ahorro del país, del 45,7% del PIB, se encuentra entre las más altas del mundo. Los hogares representan aproximadamente la mitad de los ahorros, y las corporaciones y el gobierno componen el resto.

Las autoridades chinas no ven con buenos ojos este excesivo ahorro ya que juegan en contra del consumo y baja el bienestar de los hogares. Los altos ahorros también pueden impulsar una inversión excesiva, lo que resulta en una acumulación de deuda, algo que se ha estado tratando de reducir. Sin embargo, y como hemos explicado, cambios de índole sociológica explican el interés por el ahorro. La mayor desigualdad de ingresos, resultante de la transición de China hacia una economía más impulsada por el mercado, contribuye en gran medida. La reforma
económica ha impulsado el ahorro de otras formas.
Más chinos ahora viven en sus propios hogares, a diferencia de las viviendas provistas por empresas estatales. Por lo tanto, deben ahorrar para el pago inicial y para los pagos de la hipoteca. A esto hay que sumarle las dotaciones enfocadas a proveer de un colchón adecuado para jubilación o atención médica.

Por otro lado, las encuestas trimestrales llevadas a cabo por el PBoCh han mostrado el descontento social tras las duras acciones acometidas en el pasado y la predisposición a gastar menos. Teniendo en cuenta todo este elenco de factores, las autoridades chinas estarían dando un cierto tiempo a que los patrones de consumo se ajusten, lo que explica que, a pesar de que el gasto no esté comportándose como se esperaba, el politburó esté decidiendo no dar un apoyo excesivo. De hecho, la clave está en que el apoyo es importante, aunque con el foco en qué tipo de política de estímulo es la idónea. En el inicio de la semana, el PBoCh insinuó que podría proporcionar más apoyo y descartando la frase de “no inundar la economía con estímulos por primera vez en más de un año.

Sin embargo, los datos macro están dando señales confusas considerando que la comparativa interanual se produce sobre la base de una primavera de 2022 en la que las acciones del ejecutivo tuvieron un carácter disruptivo en la actividad. Aquí podemos entender que se decidiese dejar el tipo de interés de la facilidad de préstamo a medio plazo (MLF) a un año en el 2,75 % a pesar de las flojas referencias que conocíamos en el inicio de la semana. La producción industrial se quedaba muy por debajo de lo esperado (+5,6% a. vs. +10,9% esp), un mal dato considerando que gran parte de la expansión venía explicada por la producción de vehículos muy beneficiada después de que en abril de 2022 la producción del sector estuviese en mínimos. Lo mismo podemos decir de las ventas minoristas, cuyo +18,4% a. no convencían al situarse por debajo de la proyección de +21,9%. Incluso el mercado laboral chino dejaba un mal sabor de boca con la tasa de desempleo juvenil cayendo un 20,4%.