Los mercados deberían prepararse para noticias desastrosas en cuanto a las expectativas de beneficios si los bancos centrales no vuelven a abrir el grifo

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Alphavalue | A dos días del inicio de la guerra en Ucrania (25 de febrero), los mercados se habían recuperado a medida que fluía el gas ruso y Rusia no se desconectaría de la plataforma Swift (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales), una plataforma mundial de sistemas de pagos interbancarios que fue creada en 1973 utilizada actualmente por más de 11.000 instituciones bancarias alrededor del planeta.

Su función es la de gestionar de una mejor forma los pagos transfronterizos. A través de Swift, los bancos se envían mensajes y órdenes de pago a través de una plataforma segura. Mientras los ucranianos daban su vida en nombre de la democracia, Europa miró al principio vergonzosamente a otro lado y dio prioridad a su nivel de vida, es decir, estaba feliz de comprar gas y trigo a Rusia y así financiar la monstruosa cruzada de Vladímir Putin contra la libertad/democracia/Occidente. China trató de disimular su alegría.

Las cosas han cambiado durante el fin de semana cuando los Gobiernos europeos han escuchado a sus propios ciudadanos indignados (numerosas manifestaciones a lo largo y ancho del Viejo Continente) por una postura tan sonrojante. Rusia será expulsada del sistema Swift (eso sí, parcialmente) y Alemania finalmente ha despertado y acordó enviar equipamiento militar a los asediados ucranianos.

Los mercados nunca han tenido una brújula moral, nunca han puesto precio a una guerra y, de todos modos, en este caso, no pudieron ponerle precio porque han permanecido “ciegos”. La prioridad de los economistas de los bancos de inversión ha sido expresar sus temores sobre los riesgos de inflación, un comentario surrealista cuando hay una guerra de por medio. Las posibilidades son, por lo tanto, que el repunte del mercado del viernes 25 de febrero sea una cuestión de puramente de “trading”, ya que los inversores conmocionados confían en los veteranos para analizar lo que es, en efecto, un cambio completo de paradigma para el equilibrio de poder mundial. Prepararse para lo peor es el único comentario útil. La mejor de las valoraciones (en el más amplio sentido de la palabra) sólo puede expresar nuestro más profundo respeto y apoyo al pueblo ucraniano.

Al cierre del viernes 25 de febrero, los tipos a 10 años de EE.UU. (T-Bond) se situaron en el 2,09%, es decir, no había necesidad de buscar seguridad en los bonos soberanos estadounidenses, el S&P 500 subió casi un +1% mientras que el Stoxx 600 cayó un -1,5%. Según esto, no se descartaba un evento grave.

Las señales macro de China siguieron siendo mínimas, ya que disfrutó de su buena ejecución de los Juegos Olímpicos de Invierno y no pudo encontrar una manera de salir de su colapso inmobiliario, destinado a lastrar el crecimiento de su PIB y el del planeta antes de que comenzara la guerra de Ucrania.

Los bancos… en llamas

Durante la semana pasada, la evolución de los bancos fue un auténtico desastre. En realidad, las caídas empezaron el 11 de febrero. La guerra sólo sirvió para potenciar esta tendencia, es decir, el temor de que la desaceleración del crecimiento y una curva de tipos más plana pudieran combinarse con una caída del mercado. Por detrás de las entidades financieras, el performance de las compañías relacionadas con el transporte y la construcción sufrieron el siguiente mayor descalabro. Curiosamente, los inversores encontraron consuelo en las compañías defensivas (farmacéuticas yutilities), pero también en el riesgo (sector aeronáutico y semiconductores.

¿Y el sentimiento inversor?

En cuanto al sentimiento, los diques de contención finalmente se rompieron cuando las acciones con un momentum doble negativo superaron a las que tienen un momentum doble positivo (ver el gráfico a continuación). Para que conste, el pico récord de los últimos 10 años para compañías con momentum doble negativo fue en marzo de 2020, un 85% de la cobertura de AlphaValue. No es descabellado considerar lo ocurrido en Europa como algo peor que una pandemia.

El viernes pasado, el Vix volvió a unos relajados 28 puntos. Pero su tendencia desde noviembre pasado ha sido subir de manera irregular. Por el lado del crédito, el índice de volatilidad MOVE sugiere temores considerables.

Los bancos y cíclicos pesados cotizan a 17,8x y se espera que los beneficios para 2022 aumenten un +10%. Esta cifra no se mantendrá, ya que las subidas de los precios de los insumos (input) reducirán los márgenes. Los únicos sectores con mejoras significativas en sus beneficios esperados a 25 de febrero son las compañías mineras y petroleras (se esperan más revisiones al alza con la guerra) y bancos, al contrario (probablemente revisiones a la baja con la guerra). Los mercados deberían prepararse para noticias desastrosas en cuanto a las expectativas de beneficios si los bancos centrales no vuelven a abrir el grifo.