Ana Racionero (Intermoney) | El título resume la semana, que ha sufrido una enorme corrección tras el tremendo rally de este año, dada la acumulación de datos inflacionistas y de comentarios “hawkish” por parte de los banqueros centrales. El último de ellos Bullard, de la FED, decía ayer, con el mercado europeo ya cerrado, que se habría unido a su colega Mester en su reivindicación de una subida de 50 pb en la pasada reunión, y que no descartaba defenderlo en la de marzo, y abogaba por alcanzar un pico de tipo de interés al 5.375% lo antes posible. Los mercados monetarios reaccionaban cubriendo el riesgo de un aumento de 50 pb en la próxima reunión, y los rendimientos de los bonos a diez años se elevaban a sus niveles más altos en lo que llevamos de ejercicio, borrando todas las caídas de enero. El USD también borraba todas sus pérdidas del año ante la perspectiva de mayores subidas por parte de la FED. El mercado descuenta ahora un pico de interés de los “fed funds” al 5.3% en julio, frente a un 4.90% hace apenas dos semanas. Las letras americanas a 6 meses y año superaban el 5% de rendimiento. Las bolsas retrocedían, especialmente los valores tecnológicos, siempre más sensibles a las subidas de tipos. Ahora, las expectativas cada vez están pasando más del “soft landing” al “no landing” en la primera mitad de 2023, donde la economía se mantendrá resistente, lo que obligará a los bancos centrales a mantenerse duros por más tiempo, lo que a su vez provocará un “hard landing” en la segunda mitad del año.
Los IPP alemanes, que se publicaban esta mañana, caían en enero un 1% desde diciembre y subían un 17.8% desde el año anterior, un incremento, en todo caso, inferior al anterior 21.6%. Schnabel era hoy la “elegida” para templar a los mercados. Declaraba ver riesgos de que los mercados subestimen la inflación, advertía de que estaríamos lejos de cantar victoria sobre ella, y afirmaba que 50 pb de subida en marzo serían necesarios en “virtualmente” todos los escenarios. Los mercados monetarios ya especulan con la posibilidad de que los tipos alcancen el 3.75% en septiembre. Una gran operación con opciones de Schatz apostaba por un aumento de la rentabilidad a dos años hasta el 3.20%.
Las ventas minoristas británicas mejoraban las expectativas en todas sus categorías e incluso pasaban a terreno positivo en sus versiones intermensuales, lo que indicaría que los británicos estarían capeando el temporal de la crisis del coste de la vida mejor de lo esperado, pero añade a su vez presión sobre el BOE.
En EE. UU., el índice de precios al consumidor caía en enero al 2.3% del anterior 5% (vs. 2.8%). El “leading index” subía en enero de -0.8% a -0.3%, en línea con las encuestas.
Las peores perspectivas económicas derivadas de las previsiones de mayores subidas de tipos lastraban al petróleo, y el WTI descendía al entorno de los 75 USD por barril. Los futuros de referencia del gas natural europeo caían por debajo de los 50 euros, su nivel más bajo desde septiembre de 2021 y un 80% por debajo de su máximo alcanzado en agosto, y el contrato lleva una caída del 35% en lo que va de año.
En China, el banco central inyectaba en el sistema bancario la mayor cantidad de efectivo jamás registrada para evitar una restricción de liquidez. Con estas inmensas inyecciones de liquidez por parte de algunos bancos centrales, como el BPC o el BOJ, con su política de control de la curva de rendimientos, no es de extrañar la escalada de los activos de riesgo de este año. Según Citibank, se habrían inyectado en los últimos meses alrededor de 1 billón de dólares en el sistema mundial, una suma enorme en sí misma, pero especialmente grande si se tiene en cuenta en qué punto del ciclo político se encuentran los bancos centrales, inmersos en la batalla contra la inflación.