Ramón Adell: «La imagen de inseguridad jurídica es letal para atraer inversiones»

Ramón Adell, consejero de Naturgy, Oryzon Genomics, Allianz España y Taurus Group

Fernando Rodríguez | Entrevista a Ramón Adell, consejero de Naturgy, Oryzon Genomics, Allianz España y Taurus Group «Ha existido una celeridad excesiva en la transición energética. El mundo va a ser eléctrico, pero no mañana. Hay que hacer planes realistas a largo plazo, alejados del dogmatismo político. Y demonizar las energías que van a facilitar la transición, como el gas, es un error. Además, en el recibo se han ido introduciendo cuestiones que tienen poco que ver con la generación, distribución y comercialización de la electricidad y que suponen más de la mitad del precio final, partidas que deberían derivarse a los presupuestos generales del estado

Usted dice que hay que depurar la factura de la luz, que sólo recoja los costes del servicio, y que el resto debe incluirse en los Presupuestos Generales del Estado.

Mire, vivimos un momento de tormenta perfecta. El incremento del precio de los derechos de CO2, junto al incremento en los mercados mundiales del precio del gas y del petróleo -en parte derivado de la gran demanda de los mercados asiáticos-, y una estructura de mercado marginalista llevada al extremo en el caso de España, ha hecho que el precio de la energía alcance máximos históricos. Esta situación está derivando en un incremento de la inflación que puede ser un freno a la recuperación. Inevitablemente, el incremento del precio de la energía se trasladará con carácter general a los consumidores. Desde una perspectiva macroeconómica, los Bancos centrales no podrán aguantar indefinidamente ni los estímulos monetarios ni los bajos tipos de interés. Y una modificación de ambas políticas podría ser un gran problema con países con un alto grado de endeudamiento, como España. Además, creo que ha existido una celeridad excesiva en la transición energética. El mundo va a ser eléctrico, pero no mañana. Hay que hacer planes realistas a largo plazo, alejados del dogmatismo político. Demonizar energías que son las que van a facilitar la transición, como ocurre con el gas, es un error. Además, en el recibo se han ido introduciendo a lo largo del tiempo cuestiones que tienen poco que ver con la generación, distribución y comercialización de la electricidad, y que suponen más de la mitad del precio final que llega a los hogares y las empresas.Estas partidas deberían derivarse hacia los PGE para no contaminar el precio de la energía, que es un factor esencial en los presupuestos familiares y un elemento vital para la competitividad de nuestras empresas.

¿Qué se puede y que no se debe hacer? ¿Puede haber una solución europea?

Siempre deseamos soluciones europeas, mientras todavía no hemos construido una Europa con la posibilidad de fijar políticas globales amparadas en consensos generales, rápidos y eficaces. El gas no lo compran los Estados y va a ser difícil que Europa tome una medida intervencionista en el marco de una economía de mercado. Pero además de separar del recibo subvenciones y costes que tendrían técnicamente un mejor acomodo en los PGE, son posibles otras medidas: la reforma del PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) incorporando un precio de la energía más estable que el precio del pool, la eliminación del impuesto a la generación, la mejora en el diseño del Bono Social, la utilización de los ingresos obtenidos por el gravamen del CO2 para reducir la factura eléctrica, etc. No es fácil trasladar a la ciudadanía los mecanismos de formación de precio de los mercados energéticos. Por ejemplo, reiteradamente se habla del precio en el mercado mayorista de la luz como si fuese el precio que pagamos los consumidores, creando una alarma excesiva. Hoy por hoy, no es así. Pero no olvidemos que, si no se hace nada, a medio plazo, y de consolidarse la subida de precios mayoristas, la sucesiva renovación de contratos irá reflejando esta subida en todos los clientes. En cualquier caso, la tendencia al alza debería frenarse con medidas que no contemplasen solamente el corto plazo y que tuviesen en cuenta que la transición energética precisará de empresas grandes y sólidas, que puedan garantizar redes de distribución eficaces y seguras, donde el mix de generación contribuya a la seguridad del suministro.

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