Sin una inversión saludable no hay futuro: en 2022 y respecto al PIB, la inversión pública estuvo un 45% por debajo de lo habitual antes de la Gran Recesión

Francisco Vidal | En el año 2000, el PIB real per cápita de España fue equivalente al 95,6% del logrado en el conjunto de los actuales 27 países de la UE, cifra que cayó hasta el 86% en 2022. Para cerrar esa brecha se precisa un crecimiento sólido y dinámico en el largo plazo que pasa, obligatoriamente, por el impulso de la productividad. Sin embargo, en España estamos asistiendo a un aumento del crecimiento sustentado en dinámicas de corto plazo: el impulso del gasto público está dopando la actividad mientras la estabilidad de nuestra deuda pública sigue dependiendo del BCE. Pero la inversión, la formación bruta de capital fijo, se sitúa un 2,5% por debajo de las cifras de 2019. Y la inversión en maquinaria y bienes de equipo lleva 4 trimestres a la baja. Luego nuestro déficit sigue empeorando en un ámbito estratégico justo cuando la situación debería ser la contraria, a la vista del revulsivo de los fondos europeos.

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