Seis preguntas sobre las cripto-pseudo-monedas en los fondos de inversión

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de Gestores) | Vuelvo a tener la sensación de ir totalmente en contra del pensamiento único dominante. Ya me ha ocurrido otras veces. Por ejemplo, a finales del siglo pasado, cuando clamé contra lo que consideraba un gravísimo error: que los medios de comunicación regaláramos nuestra información a las redes sociales, en la esperanza de recibir grandes ingresos por publicidad. Pero la publicidad se la ha quedado la Red y los medios intentamos ahora, con dos décadas de retraso, que los nuevos amos nos paguen por nuestros contenidos. Algo parecido a lo que pensé entonces, pienso ahora sobre las cripto-pseudo-monedas: me siguen pareciendo una peligrosa amenaza contra el sector financiero, sobre todo cuando cada vez más gestoras de fondos se acercan a estos engendros creados exclusivamente para la especulación de alto riesgo.

Algunos de los gestores más inteligentes que conozco me han dicho básicamente tres cosas: la primera, que no quieren saber nada de las cripto porque las consideran un artificio peligroso; la segunda, que no les convence el habitual argumento de “es que no las entiendes porque son un activo complejo” (lo mismo que se decía de algunos inventos antes de que explotara la burbuja.com); la tercera, que tampoco se atreven a decir en voz alta que las cripto acabarán estallando porque, mientras las burbujas se inflan y todo sube, te ponen verde si vas contra corriente.

Sin embargo, otras entidades, cada vez más, sí piensan en las cripto. Hace pocos días, hasta una gran gestora nacional que yo consideraba de las más seguras (por sus buenos rendimientos, sus bajas comisiones, etc.) comenzó a hablar de que estaba considerando el modo de acercarse a las cripto. Abrevio el término, porque ya me resisto a añadir a este prefijo las palabras “moneda” o “divisa”. No son monedas porque no sirven para comprar nada. Bueno, a lo mejor algún día un Tesla de saldo, porque Elon Musk, muy amigo de estas cripto, se enfrenta a la creciente competencia de compañías que sí saben hacer coches desde hace décadas, por lo que han tardado muy poco en poner en el mercado potentes, eficaces y tecnológicos vehículos eléctricos (¿han visto ya, por ejemplo, el espectacular Ford Mustang Mach-E, que pronto se venderá aquí por menos de 49.000 euro, es decir, por apenas un bitcoin si la Ford fuera tan tonta de aceptar la calderilla digital?).

Tras este derrape motorizado (reconozco que el automóvil es uno de mis vicios), volvamos a las cripto: no son monedas, ni mucho menos divisas. Según la RAE, una de las acepciones de divisa, la que interesa a efectos económicos, es “moneda extranjera referida a la unidad del país de que se trata”. Por tanto, como las cripto no representan a país alguno, sino a una convención digital creada en un mercado virtual y libertario, absolutamente carente de control y regulación, no las llamemos divisas.

Y todo esto me da pie para lanzar una serie de preguntas, tanto a los reguladores del mercado como a las gestoras de fondos, sobre cómo se tratará la eventual introducción de las cripto en el mundo de la gestión de activos:

1-Dado que las cripto no son divisas, pues no representan a país alguno, cuando un fondo de inversión invierta en ellas, ¿serán consideradas inversión en divisas? Obviamente, la respuesta debería ser no.

2-Como tampoco son monedas, en el sentido de que no sirven para comprar nada, ni para pagar impuestos, ¿serán consideradas las cripto activos monetarios? Como estos activos monetarios son, por definición, la parte más líquida de la cartera de un fondo, parecería una locura incluir a las cripto-pseudo-monedas en esta categoría, ya que, si bien parecen tener bastante liquidez, la pregunta es… ¿a qué precio? Porque ya vemos que sus cotizaciones se mueven más que un mono chutado de anfetaminas o que un adicto a las redes dopado de “tuits”.

3-Si no son divisas, como el euro, el dólar o el yen, ni monedas con liquidez asegurada a cotizaciones más o menos estables, ¿en qué tipo de activo se incluirán las cripto cuando una gestora de fondos apueste por ellas? Porque tampoco son ni renta fija, ni renta variable, aunque su volatilidad supere a las de las acciones más agitadas de las Bolsas.

4-Dada sus peculiaridades condiciones de liquidez (siempre puedes venderlas, pero nunca sabrás a qué precio si, de pronto, rebuzna en las redes alguien como Elon Musk), ¿supondrán su inclusión en las carteras de los fondos un cierto riesgo de iliquidez, comparable, por ejemplo, al de los activos inmobiliarios? Ya hemos visto que fuertes caídas en los precios de los inmuebles han provocado que los fondos inmobiliarios tuvieran que congelar sus reembolsos, ante la imposibilidad de vender rápidamente los ladrillos para convertirlos en euros contantes y sonantes. Y esto se ha producido cuando los precios inmobiliarios han caído del orden del 15 o el 20 por ciento, en un año. ¿Qué ocurrirá cuando una cripto caiga eso mismo en un día, o en unas horas, o en apenas minutos? ¿Bloqueará el fondo sus reembolsos, ante la imposibilidad de vender las cripto a un precio que no suponga fortísimas pérdidas para el partícipe del fondo que desea hacer liquidez en dólares o euros? Lo cual nos lleva a la quinta pregunta.

5-¿Permitirán los reguladores del mercado que los fondos efectúen los reembolsos en cripto? Si es así, ¿permitirán los bancos centrales que estas cripto sean cambiadas, con total facilidad, por euros o por dólares? O, más bien, ¿actuarán con prudencia y, para evitar la fortísima competencia de estas monedas virtuales frente a las divisas de verdad, impondrán fuertes tasas de cambio? Sería lo lógico: si te has inventado una supuesta moneda (creo que ya hay más de 8.000, pero a lo mejor se han creado diez o doce más mientras leen este artículo, porque en internet te puedes descargar ya un software para generar la enésima cripto), ¿no sería razonable ponerle freno desde las instituciones responsables de la estabilidad de los mercados monetarios? Porque si no ocurre así, llegaría un momento en que quien se invente otro engendro pseudomonetario virtual lo haga sólo para convertirlo cuanto antes en dólares o euros con los que comprarse un Mustang, o para pagar su deuda externa o su enjuagar su déficit público (¿se imaginan lo que le gustaría hacer a Maduro con una “criptobolivar”, o a Putin con una “madreRusiacoin”). Pero si las autoridades monetarias no reaccionan, y esta sería (por ahora) la última pregunta…

6-¿Permitirá el mercado que su nuevo jugador digital y artificial se hagan un hueco entre los activos tradicionales, los bonos públicos y privados, las acciones de empresas de verdad, valores todos ellos cotizados en mercados regulados y supervisados? Porque si el mercado regulado no reacciona, a lo mejor le ocurre lo que les ha ocurrido a los medios de comunicación tras su decisión de regalar sus contenidos a las redes… o lo que les ocurrió a los inversores cuando, no hace tantos años, confiaron en unos señores que decían tener colecciones filatélicas de valor siempre creciente pero que en realidad estaban construyendo una masiva estafa piramidal.

Si algún regulador, gestor de fondos, o cripto-experto en cripto-pseudo-monedas, o quien sea, tiene respuestas para estas preguntas, ruego, por favor, que nos las comunique a la mayor brevedad. Mientras tanto, este humilde servidor seguirá opinando de las cripto lo mismo que un tal Warren Buffett. Y seguirá mirando con desconfianza a cualquier gestora de fondos que se acerque siguiera a este artilugio digital exclusivamente especulativo (en el peor sentido del término).