Intermoney | Como era natural, el FMI empeoraba su visión de la economía global en la actualización de las
previsiones de primavera con motivo del conflicto arancelario. Para aclarar la amplitud del pronóstico de referencia, el organismo explicaba que en sus Perspectivas de la Economía Mundial había incluido los anuncios arancelarios de EEUU comprendidos entre el 1 de febrero y el 4 de abril y las correspondientes contramedidas. Considerando las mismas, el pronóstico para el crecimiento global al 2,8% y al 3,0% para el presente y el próximo año, lo que suponía un
recorte acumulado de 0,8 p.p. con respecto a las proyecciones de enero.
Uno de los aspectos más interesantes del documento elaborado por el FMI estaba en que, de manera paralela, dibujaba unas proyecciones en las que realizaba un pronóstico global sin considerar los aranceles de abril, cuando tuvo lugar el conocido como “Día de la Liberación”. Sin tener en cuenta la batería de aranceles lanzada por el presidente Trump la caída del crecimiento global habría sido menor, con una rebaja acumulada de 0,2 p.p. para situar la expansión de la actividad en el 3,2% para sendos años. Finalmente, la entidad incluía un modelo incorporando la
suspensión temporal de la mayoría de los aranceles y la subida de los mismos aplicados a China.
Sin embargo, el FMI explicaba que la pausa, incluso de extenderse, no conllevaría una modificación sustancial de las perspectivas globales debido a que las tasas arancelarias entre EEUU y China continúan siendo muy altas. Además, explicaba que la incertidumbre inducida por las políticas proteccionistas no ha disminuido y esto sigue presionando los pronósticos a la baja.
La estimación global de crecimiento ocultaba, aun así, una variación dispar entre las distintas economías destacando el recorte acometido a EEUU. El organismo explicaba que la demanda interna estadounidense ya estaba mostrando una evolución bajista, pero que los shocks arancelarios habían ocasionado que se apuntase a un crecimiento del 1,8%. Se trata de unrecorte de -0,9 p.p. menos en enero y de ese recorte -0,4 p.p. los achacaba al efecto de los aranceles. Para 2026 el recorte en la estimación de crecimiento era de -0,3 p.p. hasta el 2,0%.
Para los socios comerciales, el FMI también llevaba a cabo recortes visibles. Este era el caso de China para la que se estimaba un crecimiento del 4,0% para 2025 y 2026 (-0,6 y -0,5 p.p.). Canadá también veía recortar su pronóstico para el presente año en -0,6 p.p. (1,4%) y -0,4 p.p. para 2026 (1,6%), aunque el gran damnificado era México ya que entraba en contracción en 2025 (-0,3%) debido a un recorte de -1,7 p.p. al mismo tiempo que se reducía la recuperación de
2026 en -0,6 p.p. (1,4%). Para la Eurozona el recorte era de -0,2 p.p. sendos años (0,8% y 1,2%), en una línea a similar a Alemania para la que el organismo espera un estancamiento económico. Las previsiones de Japón y el Reino Unido empeoran medio punto, hasta un crecimiento esperado del 0,6% y el 1,2%. Brasil, India, Indonesia, Australia, Arabia Saudí, Nigeria y así las 20 mayores economías mundiales sufren recortes en mayor o menor grado. Como aspecto
positivo destacaba España, la única economía junto con Rusia que veía aumentar su estimación. Nuestro país crecerá según el FMI un 2,5% en 2025 (+0,2 p.p.) y se mantendrá un ritmo de expansión de +1,8%.
Como aspecto positivo, hay que destacar que, a pesar de la perdida de fuelle de la actividad, el crecimiento mundial se mantiene muy por encima de los niveles de recesión. La inflación mundial se revisaba al alza en aproximadamente 0,1 p.p cada año; sin embargo, el impulso desinflacionario continúa y eso es una señal de que los aranceles serán, en el medio y largo plazo

Por último, nos parece interesante lo que el FMI apuntaba sobre el efecto de los aranceles en los tipos de cambio. Según el organismo, para Estados Unidos, como país que aplica los aranceles, podría ver cómo el dólar se aprecia como en episodios anteriores. Sin embargo, la mayor incertidumbre política, las perspectivas de crecimiento más sombrías y el ajuste en la demanda global de activos en dólares pueden lastrar la evolución de la divisa, como vimos desde el
anuncio de los aranceles. El FMI apuntaba que, a mediano plazo, el dólar podría depreciarse en
términos reales si los aranceles se traducen en una menor productividad en el sector
estadounidense de bienes transables, en relación con sus socios comerciales.