Bancos centrales: Brasil sube tipos en 25 p.b. al 15%, Suecia recorta hasta el 2%, y Noruega reduce al 4,25%, su primera bajada desde la pandemia

Fondo soberano de Noruega

Intermoney | Con la resaca de la reunión de la Fed, los encuentros de política monetaria de los bancos centrales
no acababan aquí. El mismo miércoles el COPOM brasileño subía el tipo Selic en un cuarto de punto, para situarlo en el 15%, aunque dejaba la señal de que los costes de endeudamiento, una vez ahí, se mantendrán estables durante un largo periodo para que el comité evalúe el impacto de la política restrictiva. Para el banco, la inflación general y la subyacente siguen por encima del objetivo marcado por el banco. En este contexto y con la economía resistente y el mercado laboral generando presiones sobre el IPC, la política restrictiva se hace necesaria.

Si el escenario esperado se materializa, el Comité estima una interrupción del ciclo de subida de tipos para examinar sus impactos acumulativos aún por verse. Al mismo tiempo, los responsables de la política monetaria afirmaron que las medidas futuras pueden ajustarse y que las tasas, las más altas en casi dos décadas, pueden elevarse aún más si es necesario. Luego, el banco central fijaba un listón muy alto para volver a subir los tipos, por lo que, por el momento podemos esperar que no habrá subidas en próximas reuniones tras siete incrementos consecutivos.

Otro banco que hacía ruido era el Riksbank que, frente al inmovilismo de la Fed y las subidas de COMPOM, ponía el recorte llevando el tipo de interés al 2%; una medida ampliamente descontada y que suponía el nivel más bajo en dos año y medio. El motivo del recorte según el banco era que la economía sueca ha perdido impulso, lo que ha significado una presión inflacionaria más limitada, dando cabida a un mayor estímulo. Esto supone un cambio de rumbo para el banco que en marzo sugirieron que habían terminado con los recortes en los costos de
endeudamiento tras un acumulado de 175 p.b. desde mayo del año pasado.

La decisión del Riksbank de junio tuvo un sesgo moderado: recortó los tipos como se esperaba, pero también abrió la puerta a una mayor flexibilización más adelante en el año. De hecho, sólo bastaba con ver las proyecciones del banco sueco al reducir el pronóstico de crecimiento económico para 2025 del 1,9% al 1,2% y manteniendo las expectativas para 2026 sin cambios en el 2,4%. El banco central proyectaba para la inflación un crecimiento del 2,4% este año y del 1,7% el próximo, inferior a la estimación previa. Si bien el aumento de los salarios reales de los hogares impulsa las perspectivas económicas, la recuperación avanza más lentamente de lo esperado.

El Riksbank no era el único banco central escandinavo que reducía tipos, pues nos llamaba la atención que el Norges Bank recortase los tipos por primera vez desde la finalización de la pandemia en 25 p.b. para situarlo hasta el 4,25%. Además, dejaba la puerta abierta para ejercer un nuevo recorte a lo largo de 2025. Esta decisión sitúa al Norges Bank en mayor sintonía con las autoridades monetarias de otros países desarrollados, tras posponer repetidamente el inicio de los recortes de tipos de interés implementados por sus homólogos internacionales.

El plato fuerte sin embargo estaba en el Banco de Inglaterra, aunque mantenía los tipos de interés en el 4,25% en una votación más dividida de lo previsto, ya que el comité apuntaba a que el debilitamiento del mercado laboral del Reino Unido y el flojo crecimiento en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas. Por votos, que se saldaban con un 6-3, se permite entrever que puede producirse un recorte tan pronto como después del verano. El comunicado del BoE mostraba que el Comité esperaba una desaceleración significativa durante en resto del año en lo que a crecimiento salarial se refiere y añadía que había algunas señales mayores de presiones
desinflacionistas del mercado laboral.