Pedro del Pozo (Mutualidad) | A pesar de que el incremento previsto en déficits y deuda europeos, como consecuencia de lo que se ha venido en llamar el “rearme de Europa”, podría sugerir algún tipo de presión sobre las primas de riesgo periféricas, la realidad es que este fenómeno no solo no se está produciendo, sino que, de hecho, en el conjunto del año hemos visto cómo los diferenciales de España y, sobre todo, de Italia, se han reducido frente al bono alemán equivalente a diez años.
En términos generales, ello obedece a dos causas: en primer lugar, los datos de crecimiento y expectativas macro de ambos países que, en un contexto de inflación positiva (aunque reduciéndose), enmarcan un cuadro general razonablemente benigno para las cuentas públicas de estas naciones. En segundo término, y aún más importante, subyace la idea de que, al final el día, mientras los países cumplan sus compromisos con las directrices de la Unión Europea, siempre tendrán el apoyo de este organismo y, sobre todo, del BCE, incluso como comprador de último recurso. Esto lo vimos claramente, en sentido positivo, en el periodo 2012 a 2016, tras el famoso “whatever it takes” de Draghi y, en sentido negativo, durante la “crisis de la deuda italiana” de 2018, que finalizó con la retractación de Italia de su posición euroescéptica.
Por todo ello, la deuda en la Eurozona se ve más comprometida por el carácter estructural de los nuevos tiempos (mayor gasto militar y en infraestructuras) que por un tema diferencial de países centrales-periféricos. En otras palabras, es la deuda alemana la que marca el camino de rentabilidades que sigue, de manera razonablemente estable, el resto de los miembros de la Unión Europea. No está de más comentar que los mayores déficits y deuda a futuro, combinados con una notable relajación de la inflación a corto plazo -y, por tanto, una previsión de tipos de interés reducidos y estables-, están delineando unas curvas de deuda normalizadas, con pendiente positiva, mucho más razonables que las vividas desde prácticamente el coronavirus. En este contexto, y para corroborar esta tesis, no está de más señalar que el propio Director de Financiación del Mecanismo de Estabilidad Europeo, Sigfried Ruhl, comentó, no sin razón, hace unas semanas “que los mercados de capitales europeos son un ancla de estabilidad para la deuda en el Viejo Continente».



