Xiao Cui (Pictet WM) | La economía estadounidense experimenta una paradoja: su mercado laboral muestra signos de debilidad pero el crecimiento de su PIB sigue siendo resistente. Se trata de una economía en forma de “K”, con una brecha cada vez mayor en ingresos y riqueza entre grupos demográficos e industrias, en caminos divergentes, unos prosperando y en crecimiento y otros estancados o decreciendo.
Efectivamente, los ingresos laborales, que suponen 70 % de la renta personal disponible en EEUU, se han desacelerado desde principios de año. Sin embargo el consumo, a pesar de su vínculo tradicional con mercado laboral, se ha mantenido inesperadamente resistente, probablemente por la divergencia entre grupos de ingresos más altos y bajos. Hay que tener en cuenta que el 20 % de los hogares consume el 40 % del total -según algunas medidas incluso más- y ha podido mantener sus niveles de consumo, mientras que los grupos de bajos ingresos muestran signos de estrés financiero y debilidad laboral.
El aumento de aranceles, la Ley “Grande y Hermosa” One Big Beautiful Bill, una acumulación desigual de la riqueza, políticas de inmigración restrictivas y auge de la Inteligencia Artificial (IA), ayudan a explicarlo.
Así, el aumento de aranceles perjudica a todos, pero particularmente a los grupos de bajos ingresos, que tienden a gastar una mayor parte de su renta disponible en bienes importados. Además, el aumento salarial en hogares de ingresos bajos, que sistemáticamente había superado al de altos ingresos, se ha desacelerado significativamente.
La Ley “Grande y Hermosa” también contribuye a esta divergencia. En 2026 es probable que todas las cohortes de ingresos se vean beneficiados, pero los grupos de altos ingresos de manera desproporcionada y para la próxima década, según la Oficina de Presupuesto del Congreso y Yale Budget Lab, esta Ley generará desventajas para el quintil de ingresos inferiores, mientras que beneficiará a los grupos de ingresos medios y altos.
Además, el repunte de los mercados de valores desde el «Día de la Liberación» ha beneficiado desproporcionadamente a los más ricos, pues 20 % de los hogares posee 87 % de estas inversiones. Sin embargo, no se ha dado una apreciación significativa de los bienes inmuebles, a lo que los hogares de ingresos medios tienen mayor exposición.
A ello se añade que el aumento de las deportaciones, limitación de cruces fronterizos no autorizados y un clima menos acogedor para los extranjeros hacen que la inmigración neta disminuya significativamente. La última estimación de la Oficina de Presupuesto del Congreso indica que está camino de reducirse a 0,4 millones de personas este año frente a un promedio de tres millones los últimos dos años y 0,7 millones en la primera Administración Trump. Algunos expertos incluso predicen que la inmigración neta puede llegar ser negativa por primera vez desde la década de los 60, cuando la generación de baby boomers se está jubilando. Como disminuye la población activa la tasa de desempleo, actualmente en 4,3 %, sigue siendo históricamente baja. En todo caso, los inmigrantes son trabajadores y consumidores y su participación en la fuerza laboral es mayor que la de las personas nacidas en el país, aunque tienden a gastar menos por persona, sobre todo los recién llegados. Así que el impacto de las restricciones a la inmigración en la demanda interna puede no ser inmediato. De todas formas, a largo plazo puede limitar el crecimiento de la economía.
Por su parte el desarrollo de la IA ha tenido, hasta ahora, un impacto más visible en el crecimiento que en el mercado laboral. La inversión en equipos, chips y dispositivos, infraestructuras, centros de datos y energía, propiedad intelectual, aplicaciones e I+D, ha supuesto aproximadamente dos tercios del crecimiento del PIB real el primer semestre este año. Sin embargo, probablemente exagera la verdadera contribución de la IA, pues la mayoría de estos bienes de inversión fueron importados y a principios de año hubo anticipación de compras en previsión del aumento de aranceles. En todo caso, hay pocas pruebas de que la IA esté afectando significativamente al crecimiento del empleo. La mayor parte de la desaceleración laboral se debe a las restrictivas políticas de inmigración e incertidumbre ante el aumento de los aranceles. Aunque la proporción de empleo tecnológico en relación con el general ha disminuido desde noviembre de 2022, lo que puede estar relacionado con la adopción de IA, también se trata de una corrección tras la excesiva contratación durante la pandemia.
De momento los planes de contratación están en pausa, sin que haya signos de despidos masivos. Las empresas han sabido gestionar los costes, aunque es probable que el aumento de aranceles acabe transfiriéndose a los consumidores. Estos pueden seguir gastando, aunque a menor ritmo ante un menor crecimiento de la renta disponible y desaceleración del efecto riqueza. En un escenario alcista los hogares de bajos ingresos se recuperarán a medida que el estímulo fiscal entre en vigor la primera mitad de 2026, con aumento de la productividad por IA y recuperación de la vivienda. Por nuestra parte, anticipamos desaceleración hacia finales de año, si bien seguida de recuperación cíclica a principios del próximo.



