Carola Saldias (Scope Ratings) | La rentabilidad de la banca española en 2023 se vio impulsada por un margen de intermediación que alcanzó niveles récord. En 2024, esperamos que los desafíos que enfrentara el sector sean limitados, ya que los factores que afectan a la rentabilidad siguen siendo favorables y los depósitos han comenzado a recuperarse.
El rendimiento de capital de los bancos analizados (BBVA, Santander, Caixabank y Sabadell) fue del 13% en 2023, por encima de la media de 2018-2022. «A falta de una previsión completa para 2024, esperamos que la rentabilidad muestre signos de estabilización, aunquecon ROEs a nivel de dos dígitos para la mayoría de los bancos», asegura Carola Saldias, analista principal de bancos españoles. «La revalorización de los activos tras las subidas de los tipos de interés continuó siendo el principal factor de impulso a los ingresos netos por intereses, aunque a un ritmo más lento, ya que se pueden empezar a notar los mayores costes de los depósitos.»
El flujo de depósitos de los hogares y empresas españolas siguieron creciendo en el cuarto trimestre, aunque se trataba principalmente de depósitos a plazo, lo que implica un mayor coste para los bancos que resta rentabilidad. La proporción de depósitos a plazo sobre el total de depósitos ha crecido significativamente para todos los bancos y ahora representan entre el 15% y el 35%, frente al 6%-25% en 2022. Es evidente que la aceleración de la transmisión de los tipos de interés a los depósitos a plazo ha ayudado a estabilizar la base lo que se comprueba con datos recientes: el stock de depósitos de los bancos españoles está volviendo finalmente a los niveles de 2022.
«Los costes operativos están bien contenidos. Los cuatro bancos analizados alcanzaron sus objetivos de eficiencia. La mayoría de los bancos aplicaron recientemente medidas de reestructuración que perseguían nuevas mejoras en sus estructuras de costes, que ahora están empezando a dar resultados», dijo Saldias. «Esperamos que esta tendencia siga siendo favorable en 2024, ya que los ingresos siguen permitiendo a los bancos absorber costes ampliamente».
El coste del riesgo aumentó en el cuarto trimestre en casi todos los bancos, pero se mantuvo por debajo de las previsiones para 2023. Esperamos que el nivel tienda a acercarse a una media normalizada a lo largo del ciclo y que las previsiones para 2024 se sitúen ligeramente por encima de las de 2023. Las diferentes dinámicas evidencian los modelos de negocio, las distintas geografías y la composición de la cartera de préstamos de los bancos.
Se espera que los préstamos a hogares en España se mantengan estables al menos durante la primera mitad de 2024. Los bancos con un mayor componente de préstamos hipotecarios y minoristas deberían experimentar un aumento contenido del coste del riesgo debido al efecto de una menor base de préstamos. Los préstamos comerciales y a PYME deberían empezar a crecer de nuevo a medida que tanto los tipos de interés como la inflación muestren una tendencia a la baja, sobre todo a partir del segundo trimestre de 2024.
Para BBVA y Santander, con un 16% y un 30% de préstamos en sus carteras al sector consumo/minorista, esperamos que el coste del riesgo siga siendo la más alta de la muestra.
La prórroga del impuesto extraordinario en enero de 2024, aprobada con carácter temporal, podría convertirse en permanente a la espera de una nueva revisión. «No vemos que la prórroga sea material para las cuentas de resultados de los bancos. De hecho, un impuesto permanente respaldaría nuestra opinión de que los bancos deben considerarse cada vez más como cuasi-utilities, con consideraciones regulatorias y políticas que limitan sus riesgos al alza y a la baja. Consideramos que esto es algo positivo en términos de perfil de riesgo del sector bancario, aunque podría limitar el crecimiento y la competitividad de la capacidad del sector de atraer capital a medio plazo», señaló Saldias.
Un impuesto permanente y más estricto podría representar una barrera a dificultaría una mayor consolidación en el sector bancario español, ya que los grupos bancarios diversificados internacionalmente podrían limitar su exposición a países donde la presión fiscal es mayor. «Por otro lado, Los bancos españoles más pequeños que se enfrentan al reto de alcanzar una escala crítica para mejorar la eficiencia podrían estar más abiertos a una mayor consolidación, que les permita mejorar su competitividad en términos de precios y costes operativos», añadió Saldias.