Un nuevo rumbo para la renta fija

Paul Skinner, Andrés Pedreño, Erich Stock (Wellington Management) | En la actualidad, los inversores de renta fija deben adaptarse a un entorno muy diferente que afecta a la forma de gestionar esta clase de activo, sobre todo las carteras de crédito.

El entorno de tipos de interés y rendimientos bajos de los últimos años, con el que sufrieron los inversores en renta fija, ha dado paso a un panorama completamente nuevo. En 2020, si invertías en bonos del Tesoro, la probabilidad de que obtuvieras un rendimiento negativo era muy alta –en resumen, era pagar por comprar deuda pública, mientras que incluso en los sectores de mayor rendimiento las rentabilidades totales se veían amenazadas.

El año pasado asistimos a un giro en la política monetaria de los bancos centrales para hacer frente a la inflación, y esperamos que esta tendencia continúe. De cara al futuro, confiamos en que este nuevo régimen, marcado por unos de los niveles más altos de inflación, mayor volatilidad y una política monetaria más restrictiva, se mantenga sin cambios.

Esta nueva coyuntura genera oportunidades únicas para los inversores en renta fija a largo plazo, sobre todo en el seguimiento de crédito, siempre y cuando logren desenvolverse con éxito.

El régimen macroeconómico en el que nos adentramos se define por una serie de características nuevas que, en conjunto, modificarán nuestro punto de vista sobre la deuda. Prevemos una inflación más alta e inestable, una mayor volatilidad de los tipos de interés, una política monetaria más restrictiva, un aumento de la dispersión (en concreto en el sector de crédito) y más períodos de correlación positiva entre la renta fija y la renta variable.

¿Cómo deben abordar los inversores de renta fija este cambio de régimen?

Si bien las reglas de juego no han saltado por los aires, pensamos que en cierto modo el entorno actual ha reformulado los criterios para invertir en renta fija con buenos resultados. Para ello, pueden resultar útiles los siguientes consejos:

  1. Replantearse la función de los bonos. La mayor volatilidad de la inflación pondrá en entredicho la inversión pasiva en renta fija por lo que tal vez sea conveniente optar por asignaciones más dinámicas y diversificadas. Considerar todo el universo de renta fija, desde la deuda pública hasta la deuda titulizada, pasando por toda una gama de riesgos del segmento de crédito, puede brindar a los inversores mayores posibilidades de sacar partido de las principales ventajas de esta clase de activo: liquidez, rendimientos y rentabilidad descorrelacionada con la renta variable.
  1. Convertir la volatilidad en una posible ventaja. Dado el probable aumento de la volatilidad y la dispersión, pensamos que las estrategias activas obtendrán mejores resultados. Al fin y al cabo, la renta fija es más cíclica de los que se suele pensar. De hecho, la retirada de los estímulos por parte de los bancos centrales nos ha servido para reafirmar nuestra consideración del crédito como un activo cíclico, y que ser ágil es decisivo a la hora de afrontar un entorno en constante cambio. En este sentido, de cara al próximo ciclo anticipamos una gran dispersión entre los títulos individuales.
  1. Tener en cuenta diferentes perspectivas. En el nuevo entorno, el éxito dependerá de la capacidad del inversor para reconocer la información relevante, lo que será más probable si dispone de múltiples perspectivas a partir del acceso a una amplia variedad de regiones, especialidades y puntos de vista. No hay que olvidar que los emisores de títulos de deuda también dependen de la financiación de capital público o privado. Como gestores de renta fija y renta variable, consideramos que, para un gestor de inversiones, disponer de información de ambos aspectos de la estructura de capital de la empresa puede ayudarle a tomar decisiones mejor fundamentadas. También pensamos que los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) pueden influir decisivamente en la rentabilidad a largo plazo, sobre todo a medida que aumente la dispersión entre los emisores con categoría de grado de inversión.
  1. Vigilar de cerca la liquidez. Los acontecimientos recientes en el Reino Unido han vuelto a demostrar la trascendencia de que las carteras de renta fija mantengan perfiles de liquidez adaptados a un mercado volátil.

Invertir bajo el nuevo régimen

Con todos estos aspectos en mente, los próximos 12 meses serán de gran interés para los mercados de bonos. La continua desaparición de las políticas acomodaticias de los bancos centrales acentuará estos riesgos idiosincráticos en un momento en el que las compañías muestran cada vez más un comportamiento de ciclo tardío.

Aunque no esperamos una recesión profunda, tampoco pensamos que los bancos centrales hayan vencido a la inflación. Esto significa que probablemente habrá una recesión más larga pero menos profunda y que los rendimientos de los bonos pueden seguir siendo elevados, quizá durante más tiempo de lo que el mercado supone. En consecuencia, los rendimientos del crédito pueden ser saludables a medida que las empresas desapalanquen sus balances en un entorno económico lento, pero no catastrófico. Si las sorpresas en materia de tipos pillan al mercado con el pie cambiado, entonces los inversores pueden esperar una mayor volatilidad, lo cual brindará a los gestores activos la oportunidad de obtener mejores resultados.