Alemania: es posible un compromiso postelectoral para abordar la brecha de inversión, pero poco probable la reforma del freno de la deuda

Eiko Sievert

Eiko Sievert (Scope Ratings) | Las encuestas actuales sugieren múltiples opciones de coalición tras las elecciones del 26 de septiembre. Esto llevará a que Alemania se enfrente a un prolongado periodo de creación de coaliciones, ya que es inevitable que se produzcan discusiones en torno a las compensaciones entre la disciplina fiscal y el aumento de las inversiones públicas.

Aunque es algo inusual en las elecciones alemanas, sigue habiendo una gran incertidumbre sobre el resultado, si bien, independientemente de quién forme el próximo gobierno de coalición, esperamos que mantenga la disciplina fiscal al tiempo que intensifica los esfuerzos para abordar la brecha de inversión a largo plazo.

El enfoque del país hacia la consolidación fiscal y la modernización de su economía sentará las bases para el debate dentro de la UE sobre la posible reforma, en su caso, del Pacto de Estabilidad y Crecimiento hacia un planteamiento más flexible.

El reto de inversión al que se enfrenta Alemania es crítico. El potencial de crecimiento a medio plazo, del 1,1%, se sitúa notablemente por debajo del de otros países con calificación AAA, como Austria (1,6%) y Suecia (1,8%). Durante más de 20 años, Alemania se ha quedado por detrás de sus países comparables con calificación AAA en cuanto a inversión neta del sector público y privado, debilitando un importante motor de crecimiento de la economía. La inversión neta anual del sector público se estancó en torno al 0% del PIB de media en los 25 años anteriores a la pandemia y, aunque ha aumentado hasta alrededor del 0,4% desde la crisis, sigue estando muy por debajo del 1,4% de otros países con calificación AAA.

Como consecuencia del envejecimiento de la población alemana, el potencial de la población activa para contribuir al crecimiento económico disminuirá notablemente en los próximos años si no se produce un aumento significativo de la inmigración neta o una mayor participación de la población activa.

Para que Alemania mantenga su competitividad global en comparación con la de otros países con calificación AAA, el país necesita inversiones adicionales y mejoras de su marco político, como cambios en las leyes de planificación y en los procesos de aprobación, destinados a aumentar el crecimiento y la productividad para ayudar a limitar la disminución del potencial económico.

Los manifiestos del Partido Socialdemócrata (SPD), el bloque de la Unión Demócrata Cristiana (CDU)/Unión Social Cristiana (CSU), los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP) indican que es probable que una coalición multipartidista -como la llamada coalición «Jamaica» o «semáforo»- dé prioridad a la disciplina fiscal, aunque con superávits fiscales que posiblemente pasen a ser una prioridad menor, al tiempo que promulga políticas y un gasto público específico para modernizar la economía. Sin embargo, la cuestión fundamental es si esto será suficiente para resolver el déficit de inversión existente.

Dado el amplio consenso entre los principales partidos políticos alemanes sobre la necesidad de disciplina fiscal y el respeto a la ley de freno de la deuda -cuya reforma requiere una mayoría de dos tercios en ambas cámaras del Parlamento-, esperamos una larga continuidad de la política fiscal independientemente de la próxima formación de Gobierno.

La regla de freno de la deuda se ha suspendido convenientemente durante la pandemia, lo que ha contribuido a que Alemania disponga de un amplio espacio fiscal para hacer frente a la crisis del Covid-19. Esperamos que, bajo cualquier nuevo Gobierno, el impulso fiscal a corto plazo se mantenga con déficits de alrededor del 7% del PIB en 2021 y del 2,7% en 2022. Sin embargo, a partir de 2023 se restablecerá el freno de la deuda alemana, que limitará los déficits estructurales al 0,35% del PIB al año, y al 0% para los gobiernos estatales. Como resultado, se espera que la proporción de la deuda de las administraciones públicas en relación con el PIB alcance un máximo este año del 72%, antes de descender fuertemente hasta alrededor del 61% en 2026, acercándose a su nivel anterior a la pandemia. Esta consolidación fiscal reduciría los niveles de deuda pública de Alemania más rápidamente que lo previsto en la mayoría de los demás países con calificación AAA.

Sin embargo, para mantener el moderado potencial de crecimiento del país en los próximos 

años, se necesitan importantes inversiones. El riesgo asociado, por tanto, es que las actuales normas fiscales se vuelvan a aplicar sin proporcionar suficiente margen de maniobra para abordar el déficit de inversión del país, con importantes implicaciones para el resto de Europa.

Esperamos escuchar más peticiones de cambios en el freno de la deuda para aumentar la inversión del sector público en áreas como la digitalización, la educación y la transición a una economía neutra en carbono. Sin embargo, es probable que la reforma, si la hay, sea marginal dado el consenso político para mantener la disciplina fiscal.

Algunos partidos, incluidos los Verdes, han subrayado la importancia de reformar el freno de la deuda y movilizar las finanzas públicas para contribuir a la modernización de la economía. En caso de que los Verdes se conviertan en socios de la coalición, los otros grandes partidos han señalado su disposición a considerar reformas alternativas, como un vehículo de inversión pública para complementar el freno de la deuda, que podrían facilitar la inversión del sector público.