Asaltando el espacio. A la caza de las materias primas

Tim Marshall, via Schroders | El reciente e histórico primer alunizaje de la India en el polo sur de la Luna ha allanado el camino hacia una parte de este satélite que, según los científicos, es rico en agua y helio-3. Se abre así otra puerta a la carrera por la extracción de materias primas en el espacio.

De hecho, la NASA ya está dando licencias para ir a la Luna y obtener materias primas como experimento. Todo el mundo ha oído hablar de SpaceX, pero hay otras grandes empresas interesadas en este negocio, como Boeing, Airbus, Lockheed Martin o Thales. China también cuenta con dos gigantes como One Space y Space Pioneer, y tienen más de 100 startups espaciales, algunas quizás tan grandes como SpaceX.

Pero, si existen empresas que ofrecen sus servicios para ir al espacio y conseguir estas materias primas, ¿qué se interpone en el camino?

Uno de los obstáculos son las tensiones geopolíticas que se están dando en la Tierra. La guerra de Ucrania es un ejemplo. Rusia derribó algunas de las estaciones base de Internet en Ucrania, pero luego Elon Musk envió miles de antenas parabólicas para conectar las partes de Ucrania que habían perdido Internet a sus satélites. Rusia intentó entonces deslumbrar a sus constelaciones de satélites y en términos velados dijo que eran objetivo militar. Otro es la incapacidad de las grandes potencias para llegar a un acuerdo que ponga fin a las pruebas de lanzamiento de misiles balísticos contra satélites. Rusia, China, Estados Unidos e India han disparado misiles balísticos contra sus propios satélites y los han alcanzado. No pueden llegar a un acuerdo para dejar de hacerlo, lo que es bastante negativo.

Así que, cuando pensamos en la gran imagen romántica de la humanidad aventurándose en el espacio, no son los estadounidenses y sus aliados, de un lado, y la alianza liderada por China, por el otro; son mundos aparte, literalmente. Y ese va a ser el modelo para el resto de la década, porque dadas las tensiones en la Tierra, no hay manera de que colaboren.

También estamos viendo tensiones en la Luna, con los Acuerdos Artemis, liderados por ciertos países que tienen cláusulas para declarar una zona de seguridad en la Luna donde empezar a excavar.

Aunque las conversaciones sobre las reglas del derecho en el espacio estén en curso, no avanzan. Pues, por ejemplo, el Congreso de EE.UU. prohíbe a la NASA trabajar con China, así que no hay ninguna posibilidad de cooperación allí. Los rusos difícilmente van a unirse a los Acuerdos de Artemis o, de hecho, no serán ni invitados a hacerlo. Así que se podría decir que estamos en un punto muerto. Por supuesto, todo el mundo es consciente de las nuevas tecnologías, de los problemas que acarrean, de que hay que buscar soluciones, pero en realidad no van a ninguna parte. Hasta las Naciones Unidas tienen una oficina espacial, un bloque lleno de documentos muy valiosos sobre cómo resolver todo esto, y todos están acumulando polvo. Así que mientras sigamos con las tensiones, no se pueden ver muchos avances al respecto.

Sin cooperación no habrá cadenas de suministro eficientes

Todos los cohetes, estaciones espaciales y puertos que se van a colocar en la Luna van a ser equipados por diferentes países. Por ejemplo, serán necesarios muchos semiconductores, pero los holandeses y los taiwaneses son los líderes mundiales en esa tecnología y ambos acaban de acordar con los estadounidenses que no van a entregar esa tecnología a los chinos.

También, la competencia por el litio en la Tierra se está recrudeciendo porque, sin él, es muy difícil llegar a ser un líder en la carrera espacial. En este sentido, los alemanes han hecho un gran trabajo recientemente. Schultz fue a Argentina para pedir que dejaran de enviar todo su litio a China y, a cambio de una garantía de suministro de litio para Alemania, les ofreció construir sus fábricas.

Avances tecnológicos: turismo espacial y exploraciones más sostenibles

En esta década, veremos cada vez más gente muy, muy rica yendo al espacio y, con suerte, volviendo. Recordemos las palabras de Musk “quiero morir en Marte, pero no en el aterrizaje”. Sin embargo, el turismo espacial masivo no parece económicamente viable en los próximos 20 años.

Otro punto clave de la tecnología espacial es su sostenibilidad. Ya existen combustibles más eficientes, cohetes reutilizables, paneles solares en el espacio… pero todavía no es una industria muy respetuosa con el medio ambiente. Se puede argumentar lo mismo con un coche eléctrico. Un fabricante de automóviles tiene que fabricar y obtener suficientes beneficios de los coches de gasolina antes de poder invertir en coches eléctricos. Creo que la industria espacial tendrá que pasar por esa misma transición.