¿Continuará la divergencia entre la renta variable china y la japonesa?

Robert Plant

Robert Plant (Columbia Threadneedle Investments) | A pesar del aumento de los rendimientos de los bonos, ejemplificado por la subida del 0,2% del bono estadounidense a 10 años, la renta variable mundial ha mostrado resistencia en lo que va de año. En apoyo de la tesis del «aterrizaje suave», los datos macroeconómicos sugieren un crecimiento sostenido en Estados Unidos. A ello contribuye la fortaleza observada en los beneficios agregados del S&P en el cuarto trimestre.

Tras un comienzo titubeante, la renta variable china recibió un impulso muy necesario la semana pasada tras una avalancha de anuncios políticos. A los titulares que anunciaban un posible paquete de rescate del mercado de renta variable por valor de 278.000 millones de dólares, que permitiría a los responsables políticos intervenir en las cuentas extraterritoriales de las empresas estatales, siguió la promesa del nuevo gobernador del banco central de acelerar la relajación monetaria. En particular, la reducción del 0,5% en el coeficiente de reservas obligatorias, el porcentaje de depósitos que los bancos deben mantener como reservas, provocó el mayor rendimiento diario del CSI 300 este mes. Sin embargo, el índice sigue estando muy por debajo de su máximo de 2021. La semana pasada aumentó el interés de los inversores por utilizar opciones para aprovechar posibles subidas de la renta variable china.

El recorte del coeficiente de reservas obligatorias prolonga una tendencia que se remonta a 2011. Aunque su eficacia para estimular la economía o el mercado bursátil ha sido desigual, sirve como herramienta de ajuste de la liquidez. Es poco probable que se produzcan recortes importantes de los tipos de interés debido a la preocupación por su impacto negativo en los márgenes bancarios y la depreciación de la moneda.

Los fundamentos económicos seguirán siendo probablemente el principal motor de la evolución de la renta variable china a largo plazo. La deflación sigue siendo un problema acuciante, que exige a las autoridades actuar con cautela en la delicada tarea de desactivar la burbuja inmobiliaria sin un estímulo excesivo. Los responsables políticos están reestructurando activamente la economía para alejarla de la dependencia del sector inmobiliario y orientarla hacia la fabricación avanzada, apoyándose en medidas fiscales para mantener un crecimiento aceptable.

La apertura de China a las nuevas tecnologías, como las energías limpias, supone un alejamiento deliberado de los antiguos modelos económicos. A pesar de retos como la reducción de la deuda y las barreras comerciales, existe un claro compromiso de soportar las dificultades a corto plazo a cambio de posibles beneficios a largo plazo. El éxito de la revolución del vehículo eléctrico demuestra la viabilidad de este cambio estratégico. En este contexto, los infravalorados valores tecnológicos chinos pueden merecer una mayor atención. Sin embargo, los repuntes anteriores impulsados por las políticas propuestas han tendido a desvanecerse, por lo que el seguimiento de las políticas es importante.

En contraste con China, la renta variable japonesa ha superado a sus homólogas chinas tanto este mes como a lo largo del pasado año. Nuestra postura positiva respecto a Japón se debe a los beneficios previstos de su salida gradual de la deflación y a las mejoras en curso de la gobernanza empresarial.

La mejora de la gobernanza, promovida por unas directrices más estrictas de la Bolsa de Tokio, está fomentando la creación de valor y animando a las empresas a dar prioridad a la eficiencia del capital maximizando su rendimiento sobre los fondos propios. En concreto, el último informe revela que casi la mitad de las empresas cotizadas han tomado medidas para alcanzar este objetivo. Los vientos demográficos de Japón podrían convertirse irónicamente en vientos de cola, ya que las empresas se ven obligadas a aumentar la productividad en un contexto de escasez de mano de obra, lo que podría reforzar sus márgenes.

Desde una perspectiva macroeconómica, el posible repunte del ciclo de la máquina-herramienta es un buen augurio para Japón, especialmente en los sectores industrial, tecnológico y automovilístico. Mientras que la maquinaria industrial parece estar tocando fondo, el sector tecnológico está preparado para un ciclo alcista. Aunque las empresas automovilísticas obtuvieron buenos resultados el año pasado, el optimismo se atenúa a medida que madura el ciclo de recuperación COVID. En particular, Japón, tradicionalmente un mercado de ciclo global, muestra actualmente un grado de resistencia menos dependiente de las fluctuaciones económicas externas. Las fuerzas combinadas de la salida de la deflación, el aumento de los salarios y la apreciación de los precios de la vivienda contribuyen a unas perspectivas positivas.

Aunque persiste la preocupación por la apreciación del yen, su impacto depende del contexto económico mundial. Si coincide con una fuerte demanda mundial de bienes duraderos, los beneficios podrían compensar los posibles efectos negativos de una moneda más fuerte. Sin embargo, un escenario de apreciación del yen junto con una desaceleración mundial significativa podría presionar significativamente los beneficios. Preferimos mantener la exposición a la renta variable japonesa sin cobertura.

Entre los datos más destacados de la semana que comienza figuran el resumen de la reunión del Banco de Japón, las encuestas de directores de compras en China y las nóminas en Estados Unidos.