Dada la dependencia de Europa del gas, los metales industriales y los fertilizantes rusos, las sanciones podrían ser opciones menos viables de lo esperado

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Michel Salden (Vontobel) | Rusia ha invadido Ucrania, lo que ha provocado que los precios de las materias primas alcancen nuevos máximos históricos, mientras que el mercado ha comenzado a reducir riesgo, lo que ha provocado la caída de la renta variable. Mientras se avecinan interrupciones en el suministro de petróleo y gas, los mercados anticipan una suavización de las políticas de los principales bancos centrales.

Ya en el periodo previo a la crisis, las materias primas estaban descontando una prima de riesgo geopolítico que no hizo nada más que subir con la decisión de Rusia de invadir el país. El índice Bloomberg Commodity (BCOM) ha subido un 20% en lo que va de año, el petróleo WTI aumentaba el jueves un 8% y el Brent cotiza por encima de los 100 dólares, el nivel más alto desde 2014. La escasez de gas en Europa se ha agravado porque Alemania ya bloqueó el lunes la apertura del gasoducto Nordstream 2, lo que hace probable que se produzcan más problemas en los suministros de gas tan necesarios. Como resultado, el gas comercializado en los Países Bajos ha subido un 50% desde el lunes.

Sin embargo, la crisis repercute más allá del suministro de energía, ya que los inventarios de las principales materias primas han caído a sus niveles más bajos en 20 años. Ucrania es responsable del 12% y el 16% de las exportaciones mundiales de trigo y maíz, respectivamente, y aún no se sabe hasta qué punto los puertos ucranianos y la infraestructura de transporte se verán dañados por el conflicto militar. Además, Ucrania y Rusia son uno de los mayores exportadores de fertilizantes, lo que introduce riesgos en torno a la seguridad alimentaria mundial. Mientras tanto, todos los cereales de EE.UU. ya están cotizando con sus máximas ganancias diarias del 6%, lo que ha provocado importantes alteraciones en el comercio, y el trigo francés ha subido hoy un 17%. El panorama en los mercados de metales, marcados por el dominio ruso, es similar: el aluminio ha subido un 4%, el níquel un 5% y el paladio un 7%, según los datos intradiarios.

Las sanciones introducirán nuevas primas en todos estos mercados. Sin embargo, dada la dependencia de Europa del gas, los metales industriales y los fertilizantes rusos, las sanciones podrían ser opciones menos viables de lo esperado. Además, Rusia firmó un acuerdo energético con China por valor de 150.000 millones de euros en un intento de reducir el entramado del país con Occidente, lo que socava aún más el poder de las sanciones impuestas.

Este conflicto militar en toda regla ha aumentado considerablemente los riesgos de interrupción del suministro de petróleo y gas, pero cabe suponer que Rusia cumplirá sus contratos de suministro de energía a largo plazo, como hizo en el pasado. Sin embargo, es poco probable que el país envíe gas adicional para reponer los inventarios europeos en verano, que ahora están un 20% por debajo de sus medias de cinco años. Esto podría ser un problema importante el próximo invierno. Además, la tan debatida sanción de excluir a Rusia del sistema de pagos SWIFT será complicada. Si Rusia no puede recibir pagos por sus entregas de petróleo y gas, restringirá o incluso interrumpirá el suministro. Para aliviar la situación, Europa y EE.UU. podrían recurrir a un acuerdo inmediato sobre un nuevo pacto petrolero con Irán. Aunque dicho acuerdo contribuiría a aportar nuevos barriles de petróleo al mercado -hasta un millón de barriles diarios en seis meses-, crearía nuevos riesgos geopolíticos en Oriente Medio.

Se espera que los bancos centrales se decanten por el mantenimiento del crecimiento

Dado que la crisis podría afectar al crecimiento de EE.UU. y, en particular, al de Europa, los principales bancos centrales podrían pasar de la lucha contra la inflación al restablecimiento del crecimiento y el buen funcionamiento de los mercados de capitales, en función de la duración de la crisis. En realidad, los mercados ya están revisando la probabilidad de la senda de subida de los tipos de interés prevista por la Reserva Federal en previsión de movimientos dovish, ya que el extremo largo de la curva del Tesoro estadounidense está mostrando grandes caídas en los rendimientos reales.