En un escenario de continuación de las presiones en línea con los tres primeros meses del año, la tasa de inflación anual de España se situaría en promedio en el 8%

Jakob Suwalski y Giulia Branz (Scope Ratings) | La guerra entre Rusia y Ucrania está provocando efectos inflacionistas adicionales, más allá de los ya presentes a finales del año pasado, a través de las subidas de los precios de las materias primas y de la energía, que se han visto agravadas por un reiterado aumento de las interrupciones de suministro. 

En el caso de España, hemos asistido a importantes alzas de los precios en enero y febrero, confirmados por los últimos datos publicados de marzo, con una tasa de inflación general que se ha disparado hasta el 9,8%, impulsada en su mayor parte por los precios de la energía y los alimentos, ya que la inflación subyacente sigue relativamente contenida, con una media inferior al 3% en los tres primeros meses del año. Para el conjunto del 2022 cabe esperar que la tasa de inflación supere el 5%, incluso en un escenario de convergencia gradual hacia el objetivo de inflación del BCE del 2% a finales de año. En cambio, en un escenario de continuación de las presiones en línea con los tres primeros meses del año, la tasa de inflación anual se situaría en promedio en el 8%.

En este contexto, el Gobierno español está interviniendo con medidas para aliviar el impacto de la elevada inflación impulsada por la oferta en las empresas y los hogares españoles. El Ejecutivo busca mitigar los efectos perniciosos que los precios de la energía puedan tener en la recuperación económica después del Covid-19. Las medidas anunciadas, que incluyen paquetes de apoyo, una reducción de los precios de los combustibles, límites a los aumentos de los alquileres, un mayor apoyo a los ingresos de los hogares con menos recursos, así como préstamos con garantía estatal, tienen un coste presupuestario y, por tanto, es probable que también afecten al programa de financiación de España para 2022

No obstante, también esperamos que se apliquen medidas a nivel europeo para hacer frente a los costes adicionales de la crisis en términos de precios de la energía, pero también relacionados con la crisis de los refugiados. En general, esperamos que la consolidación fiscal tras el impacto provocado por la pandemia se retrase un poco por el conflicto, aunque el efecto sobre la ratio deuda/PIB dependerá de cómo la elevada inflación se traduce en un menor crecimiento del PIB real y en mayores costes de financiación.

Tras una revisión preliminar de nuestras previsiones de crecimiento, esperamos un crecimiento económico para la economía española del 4,0-4,5% en 2022, seguido de un 2,0-3,0% en 2023.

Además, en el contexto de esta crisis, nos encontramos con una situación muy específica, en la que la inflación está impulsada sobre todo por impactos por el lado de la oferta, junto con una desaceleración del crecimiento económico. En otras palabras, las subidas de tipos por parte del BCE en la situación actual no podrían abordar directamente los efectos inflacionistas relacionados con las subidas de los precios de la energía. Por lo tanto, esperamos que el BCE actúe con flexibilidad, en línea con sus mensajes recientes, dando pasos hacia la normalización de la política monetaria a través de una reducción gradual de las compras de activos, adaptándose al mismo tiempo a la evolución de las circunstancias económicas.