Esperamos unos meses de políticas monetarias menos restrictivas

Francois Rimeu

François Rimeu (La Française) | Los dos aspectos más destacados de la pausa estival son probablemente la reanudación de la subida de los tipos de interés y las continuas turbulencias experimentadas en el mercado inmobiliario chino.

Varios factores han empujado al alza los tipos de interés: la subida de los precios del petróleo, el aumento de la emisión de bonos estadounidenses, la decisión del Banco de Japón de ajustar su política de control de la curva de rendimientos y la muy buena salud de la economía estadounidense. Aunque estas razones son perfectamente válidas y pueden seguir empujando los tipos al alza en un mercado que parece tener una sensibilidad general elevada, el principal riesgo para el mercado de renta fija creemos que viene por el lado del crecimiento estadounidense. A finales de agosto se celebró la conferencia de Jackson Hole, y el Sr. Powell comentó la incertidumbre que rodea a las estimaciones de la » R-Star». Básicamente, si se revisara al alza, ello significaría que la política monetaria sería menos restrictiva de lo previsto, lo que podría impulsar al alza los tipos estadounidenses (y algunos otros a su vez).

Sin embargo, no hay que olvidar que, si bien los tipos de interés no han dejado de subir desde hace 18 meses, el rendimiento de los bonos compensa ya de manera total o parcial estas subidas. El rendimiento actual de estos bonos permite a los inversores soportar un aumento significativo de los rendimientos sin incurrir en pérdidas: el umbral de rentabilidad a un año es de +60 puntos básicos en el bono de 2032 y de +150 puntos básicos en el bono de 2027.

Nueva decepción por la ralentización de los datos macroeconómicos en China: las ventas al por menor, la producción industrial, el comercio exterior y la inversión no han cumplido las expectativas en las últimas semanas. El Politburó celebrado a finales de julio no parece orientar las cosas hacia ninguna política monetaria o presupuestaria radicalmente distinta, ni tampoco parece mostrar una voluntad decidida de frenar la caída de la actividad inmobiliaria. Aunque en la última reunión del Politburó se eliminó la frase «casas para vivir, no para especular», Pekín parece seguir favoreciendo medidas selectivas que hasta ahora han tenido escaso impacto. Es probable que los problemas de pago en torno a Country Garden se resuelvan del mismo modo que en el caso de Evergrande, con una reestructuración de las deudas y una recuperación muy débil. Es poco probable que esto ayude a elevar el bajísimo nivel de confianza de los inversores. Si a esto añadimos la presión económica ejercida por Estados Unidos, que sigue siendo importante (restricciones anunciadas a las inversiones americanas en el sector tecnológico chino), es difícil ser especialmente optimista sobre cualquier impulso del crecimiento chino durante los próximos meses.

El riesgo de inflación también persiste, a pesar de que las cifras de inflación fueron, en general, tranquilizadoras durante el verano. El aumento de los precios del petróleo y las persistentes subidas salariales en todo el mundo desarrollado seguirán agravando el riesgo de una segunda oleada inflacionista, como ocurrió en los años setenta y en la mayoría de las crisis inflacionistas del pasado.

Todos estos factores nos llevan a mantener en general un enfoque prudente de nuestras asignaciones. Aunque es cierto que el crecimiento estadounidense es increíblemente sólido y que Europa debería evitar una recesión, eso no es necesariamente una buena noticia si se traduce en tipos estructuralmente más altos.