¿Existe suficiente amplitud en el mercado?

Stefan Rondorf (Allianz GI) | En alemán, el adjetivo «breit» («amplio») puede resultar un poco confuso. Su significado literal no es difícil: tan solo describe la longitud de un lado a otro. Sin embargo, en sentido figurado significa «lento» o incluso » ebrio». A pesar de ello, para los inversores un mercado amplio suele ser algo positivo, ya que aquí la palabra «amplio» indica que la rentabilidad de un índice está respaldada por numerosos valores que cotizan de manera similar. Por tanto, en sentido figurado, puede decirse que el mercado tiene una «base amplia».

El mercado de renta variable estadounidense (representado por el conocido índice S&P 500) se ha comportado de una forma distinta.

Desde principios de año, las mayores subidas las han protagonizado solo unas pocas mega compañías, la mayoría del sector tecnológico, mientras que el resto del mercado se ha movido lateralmente y no ha comenzado a subir hasta hace unas semanas (véase nuestro Gráfico de la semana).

¿Cómo afecta esto a los inversores? Por un lado, resulta poco probable que un pequeño conjunto de empresas aumente la cotización del mercado durante un periodo prolongado. Partiendo de esta base, puede haber varios escenarios posibles: que las grandes tecnológicas sigan impulsando al mercado, que su subida se frene y vuelvan a comportarse en línea con el resto o, por último, que registren fuertes caídas. No obstante, la amplitud del mercado debería volver a aumentar paulatinamente y los sectores rezagados deberían recuperar terreno, al menos en términos relativos.

En cualquier caso, no cabe duda de que la evolución del mercado en su conjunto y, por supuesto, del S&P 500, se verá influida por los próximos movimientos. En esta ocasión, echar un vistazo a lo que ha ocurrido en otras ocasiones no sirve de ayuda para elaborar un pronóstico fiable.

De hecho, la falta de amplitud del mercado fue la causa de dos mercados bajistas muy conocidos: el estallido de la burbuja de las “puntocom” en el año 2000 y el desplome del «Nifty 50» en 1972. Sin embargo, en la mayoría de los casos el desenlace es mucho menos espectacular y los mercados acaban subiendo. En otras palabras: la falta de amplitud del mercado no significa necesariamente que se vayan a producir caídas significativas.