Itsaso Apezteguia (Ebury) | Desde que comenzó el año ha quedado claro que el ritmo y el calendario de los recortes de los tipos de interés por parte de los principales bancos centrales serán clave para los mercados y la evolución de los principales índices de referencia, incluido el Euríbor, por supuesto.Los mercados financieros han suavizado sus expectativas de recortes de tipos desde principios de 2024. En nuestra opinión, esto es algo que tenía que ocurrir, y por primera vez en mucho tiempo, las expectativas del mercado se alinean bastante con las nuestras. Este retraso en las expectativas sobre los recortes de tipos por parte del Banco Central Europeo ha llevado a una subida del Euríbor a un año, principal referencia para fijar el tipo de interés de los préstamos hipotecarios. Así, el Euríbor rompió en febrero con tres meses consecutivos de bajadas y cerró el mes en el 3,671% de media, superando ligeramente el valor de enero. En marzo, el Euríbor anotó la segunda subida mensual consecutiva y cerró el mes en el 3,718%, su nivel más alto desde noviembre.En marzo del año pasado, el Euríbor se situó de media en el 3,647%, por lo que quienes revisen su hipoteca de forma anual verán una leve subida de su cuota. Sin embargo, las noticias son positivas para quienes revisen su hipoteca de forma semestral, ya que sus créditos se reducirán debido a que hace seis meses, en septiembre, el Euríbor fue superior al de marzo (4,149%).La gran pregunta ahora es qué ocurrirá con el Euríbor en los próximos meses. Desde finales de marzo el Euríbor ha registrado caídas en su tasa diaria. Esta tendencia ha continuado a principios de abril, con el indicador cotizando por debajo del 3,65%. Creemos que esta caída del indicador se debe a que cada vez parece más claro que el Banco Central Europeo recortará los tipos en este segundo trimestre que acabamos de empezar, en concreto en su reunión de junio.En nuestra opinión, los argumentos a favor de tipos de interés más bajos en el bloque común se están acumulando. Por un lado, la actividad económica sigue siendo débil. Si bien se evitó una recesión técnica a finales del año pasado, los últimos datos de actividad solo dan pie a un cauto optimismo, ya que siguen apuntando a una economía estancada. Dicho esto, los últimos datos, incluidos los importantes índices PMIs de actividad empresarial, han mejorado recientemente, lo que podría indicar que lo peor para la economía de la eurozona puede haber quedado atrás. Por otro lado, los comentarios de los miembros del BCE han sido más bien moderados últimamente, y sugieren que el inicio del ciclo de relajación monetaria podría estar cerca. Por último, y no menos importante, el proceso desinflacionista de la eurozona va por buen camino y tanto la inflación general como la subyacente se acercan cada vez más al objetivo del 2% del BCE. Según los datos conocidos esta misma semana, la tasa de inflación general cayó al 2,4% en marzo, su nivel más bajo en casi tres años, mientras que la tasa subyacente, más pegajosa, cayó a su nivel más bajo en dos años, por debajo del 3%.
Esto debería proporcionar a los responsables de la política monetaria la confianza de que sus medidas siguen dando fruto y de que pronto estará justificada una relajación de la política monetaria. Dicho esto, nos parece improbable que el BCE recorte los tipos en su reunión de abril que se celebra el jueves que viene, y ahora vemos casi segura una bajada de los tipos de interés por parte del BCE en junio. De hecho, los mercados descuentan por completo un primer recorte de los tipos de interés en junio, y ven un total de entre 3 y 4 bajadas de 25 puntos básicos este año, lo que dejaría el precio del dinero en el 3,75% – 3,5% a finales de 2024.
Por todo ello, parece que habrá que esperar hasta junio para que el Euríbor empiece a descender de manera significativa, momento en el que se espera que el BCE comience el tan ansiado ciclo de flexibilización monetaria. Hasta entonces, todo dependerá de los datos entrantes. Si estos datos no cambian el panorama general ni las expectativas del mercado sobre los recortes de tipos, entonces podríamos encontrarnos ante una etapa de estancamiento, en la que el indicador no sufra grandes fluctuaciones. Por el contrario, si en los próximos meses se produce un repunte de la inflación o de los salarios en la eurozona, esto retrasaría el calendario esperado de los recortes de tipos por parte del BCE, y además, podría provocar nuevos repuntes del Euríbor.
Además de esto, la reunión de abril del BCE también podría provocar ciertas fluctuaciones del Euríbor. Esperamos que el banco central mantenga los tipos sin cambios, al tiempo que indica de forma más clara que lo más probable es que se produzca un recorte de tipos en junio. De ser así, podríamos ver una ligera caída del Euríbor. Sin embargo, es probable que el BCE no quiera atarse de manos, ya que creemos que querrá esperar a conocer los datos salariales que se publican a finales de mayo antes de comprometerse por completo con los recortes de los tipos de interés. Se espera una moderación de los salarios desde niveles elevados, que, de confirmarse, debería permitir una primera bajada de tipos el 6 de junio.
De cara al futuro, creemos que el Euríbor continuará cotizando alrededor de los niveles actuales, con pequeñas bajadas, a medida que los mercados confían cada vez más en que el ciclo de flexibilización del BCE comenzará en junio. Por tanto, a corto plazo esperamos que el Euríbor cotice en un rango del 3,6%-3,7%. A más largo plazo, de cumplirse las expectativas actuales del mercado, las cuales nos parecen realistas, el Euríbor podría comenzar a caer de manera significativa a partir de junio y esperamos que se sitúe en torno al 3% – 3,5% a finales de 2024.