Hacia dónde van las principales economías mundiales el primer semestre del año

Lombard Odier | En el contexto cambiante en el que nos encontramos, el equipo de expertos de Lombard Odier analiza la situación actual de las principales economías del mundo teniendo en cuenta la expansión de la variante ómicron y su posible efecto el primer semestre del año. Así, detallan a continuación los retos y perspectivas de las economías de Estados Unidos, Reino Unido, China y Europa para los próximos meses:Estados Unidos y el factor determinante de los tipos de interés: La economía estadounidense se ha comportado mejor que la mayoría durante la crisis de la COVID- 19, trazando una recuperación en forma de V tras una profunda recesión, y es muy probable que los resultados del país continúen siendo sólidos. Con el PIB ya por encima de su nivel anterior a la crisis y tras prácticamente recuperar su tendencia pre- crisis, la pandemia parece haber dejado sorprendentemente pocas cicatrices, aunque todavía será necesario crear varios millones de puestos de trabajo antes de que alcancen el pleno empleo.Este es un elemento clave para la política monetaria. Con la adopción de su nuevo objetivo de inflación media, la Reserva Federal se comprometió a no aumentar los tipos de interés a menos que se prevea que la inflación vaya a permanecer por encima del objetivo del 2% durante un período prolongado, y a menos que la economía haya alcanzado el pleno empleo. Las señales del mercado laboral son alentadoras, pese a la existencia de algunos baches en el camino. No obstante, el año 2022 traerá consigo, sin lugar a duda, un duro ejercicio de ajuste para la Reserva Federal.La otra variable clave para la Reserva Federal (y una cuestión esencial para los mercados) es, por supuesto, la inflación. La demanda –inusualmente fuerte– y los cuellos de botella de la oferta relacionados con la pandemia la han situado significativamente por encima del objetivo. Aunque prevemos la aprobación de importantes paquetes de infraestructura que impulsarán la economía a partir de 2023, el gasto tardará en aumentar. En 2022, la política fiscal se endurecerá en varios puntos porcentuales del PIB, a medida que vaya expirando la mayoría de los planes de apoyo contra la pandemia. Asimismo, las presiones sobre las cadenas de suministro mundiales y los precios de los productos industriales deberían aliviarse conforme se normalicen los patrones de consumo, y tras las medidas adoptadas para hacer frente a los retrasos en el suministro (como las operaciones 24/7 en puertos cruciales). Esto debería permitir que determinadas fuerzas estructurales desinflacionistas, como la demografía, la tecnología y la competencia mundial, vuelvan al primer plano.

Europa, con el proceso de recuperación a la vuelta de la esquina: Ciertamente, la crisis de la COVID afectó a la zona euro, pero la región puede salir de ella más fuerte de lo que se temía. Tras los reveses iniciales por los problemas para garantizar un suministro adecuado de vacunas, muchos países europeos han logrado tasas de vacunación asombrosas, lo que ha permitido que la actividad económica vuelva a niveles normales. El coste humano fue indudablemente grave, pero las políticas de apoyo y una pronta reapertura limitaron los daños económicos.El desempleo se sitúa actualmente en el 7,4%, apenas un 0,3% más alto que los mínimos previos a la crisis (y el empleo total se sitúa tan solo unos 2 millones de puestos de trabajo por debajo de su nivel máximo anterior). El amplio recurso a programas de apoyo al empleo impidió la pérdida de puestos de trabajo a gran escala. Asimismo, la protección del empleo y de la renta ha mantenido a flote la economía y se ha traducido en unos altos niveles de ahorro de los hogares. La recuperación de la producción no ha sido tan vigorosa como en los Estados Unidos y aún no ha alcanzado los niveles previos a la COVID-19, un hito que probablemente se logrará a principios de 2023. Esto favorecerá que la recuperación se extienda durante más tiempo a lo largo de 2022, como se refleja en la previsión de crecimiento de Lombard Odier, del 4,5%. El abundante ahorro y la política monetaria, todavía favorable, deberían sustentar el crecimiento, incluso frente a índices de inflación más elevados. Cabe añadir que, en el frente monetario, no cabe esperar sorpresas en 2022 y el apoyo fiscal continuará, aunque cabe esperar una disminución de los déficits públicos a medida que expiren los planes de apoyo contra la COVID-19.

La perspectiva constructiva no está exenta de riesgos, entre los que se incluyen cualquier deterioro de la crisis energética y las continuas interrupciones de la cadena de suministro. Así, es inevitable que los inversores se preocupen por el riesgo político europeo en un año en que Francia celebrará elecciones generales, y en el que el mandato de Mario Draghi como primer ministro de Italia podría tocar a su fin.

Reino Unido, una recuperación robusta, pero muchas preguntas por responder: Tras experimentar en 2020 una de las contracciones más profundas entre las economías avanzadas, con una caída de casi el 10% del PIB, el país está viviendo una de las recuperaciones más robustas. La publicación del dato del PIB correspondiente al 3T de 2021 mostró que la economía apenas se encontraba un 2,1% por debajo de su nivel de producción anterior a la crisis, y la recuperación podría ser completa a finales de año.

Pese a la inmensa perturbación causada por la pandemia, el mercado laboral parece notablemente indemne, gracias en gran parte al plan gubernamental de apoyo al empleo. Si bien la magnitud completa del daño al empleo no se conocerá hasta dentro de unos dos meses –puesto que el programa concluyó en septiembre–, el desempleo se sitúa actualmente en el 4,3%, lo que, si se tiene en cuenta que su mínimo previo a la crisis fue del 3,8%, resulta alentador.

Respecto a las perspectivas de crecimiento, su mejora ha proporcionado margen de maniobra presupuestario adicional. En su presupuesto de otoño, el Canciller de Hacienda, Rishi Sunak, aprovechó la oportunidad para anunciar nuevos gastos en infraestructura regional, una reforma de los tipos del impuesto de sociedades, la congelación de los impuestos sobre los combustibles y el fin de la congelación salarial de los empleados del sector público.

Con el apoyo presupuestario, el sólido crecimiento mundial y la salud del mercado laboral garantizados en gran medida, la economía del Reino Unido tiene ante sí un futuro prometedor desde muchos puntos de vista. Sin embargo, el panorama se ve oscurecido por una serie preocupaciones fundamentales:

  • Los cuellos de botella de la oferta mundial, que pueden resultar particularmente perjudiciales dada la apertura de su economía y la interacción con el Brexit
  • La política monetaria que está a punto de girar hacia una postura menos favorable
  • Las relaciones entre el Reino Unido y la UE, que han empeorado en los últimos meses por la cuestión del protocolo de Irlanda del Norte
  • Las tensiones con la UE

China, hacia un nuevo consenso en la élite: En el plano político, el Partido Comunista Chino (PCC) trata de consolidar los argumentos para que Xi extienda su liderazgo más allá de los límites decenales de sus predecesores. Desde finales de 2020, Beijing ha introducido una vertiginosa serie de regulaciones macroprudenciales e industriales, lo que indica que sus prioridades políticas son la resiliencia económica y estratégica de la nación a largo plazo y la maximización del crecimiento a corto plazo. Asimismo, la agresiva política de reducción del endeudamiento del sector inmobiliario impuesta por Beijing será una fuente clave de riesgos a la baja, dada la importancia económica del sector.

Es probable que se lleven a cabo ajustes pragmáticos en la política macroeconómica para garantizar que la economía no se desvíe en exceso del objetivo declarado de duplicar la renta per cápita de aquí a 2035. Mientras el crecimiento repunta después de un tercer trimestre excepcionalmente desfavorable, la agitación que rodea a los promotores inmobiliarios sigue lastrando la confianza de los compradores de viviendas y la inversión inmobiliaria. Prevemos que las autoridades, conscientes de la amenaza, relajen ligeramente la regulación del sector y lo apoyen a través de la política fiscal y monetaria.

A pesar de que desde Lombard Odier hemos rebajado moderadamente la expectativa de crecimiento de China en 2022 al 5,0% para reflejar la incertidumbre reinante en el 4T de 2021, estimamos que el crecimiento trimestral se acelerará con respecto al 3T del año y alcanzará un ritmo más respetable hasta mediados de 2022, respaldado por una mejor visibilidad de las políticas y una mayor normalización de la movilidad interna. Aunque la inflación de los precios de producción ha sido bastante elevada, no creemos que se produzca una aceleración paralela de los precios al consumo. Esta combinación relativamente benigna de crecimiento e inflación debería crear un margen significativo para que los responsables políticos consideren la posibilidad de introducir medidas de apoyo anticíclicas intermitentes.