Francia: la gran beneficiaria si la energía nuclear se etiqueta como ‘verde’

Thomas Gillet

Thomas Gillet (Scope) | La inclusión de la energía nuclear en la taxonomía de la UE apoyaría las aspiraciones medioambientales de Francia, respaldaría las inversiones en un sector estratégico y reduciría los riesgos de transición. Todo ello tendría unos efectos positivos para la solvencia del país.

La Comisión Europea ha iniciado las consultas sobre un proyecto para etiquetar la energía nuclear como fuente de energía «verde» en el marco de la taxonomía de la UE para las actividades ambientalmente sostenibles. Si la propuesta es aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo, tendría implicaciones positivas para la solvencia de Francia (AA/Estable) dada la importancia de la energía nuclear en el mix energético del país, el plan climático y la independencia energética.

La taxonomía de la UE es un pilar fundamental de la estrategia comunitaria para cumplir sus objetivos climáticos y energéticos para 2030 en el marco del Pacto Verde Europeo (green deal). Su objetivo es establecer un sistema de clasificación de las actividades económicas ambientalmente sostenibles y aumentar las inversiones «verdes».

La postura de Francia sobre la energía nuclear ha pasado a primer plano de cara a las elecciones presidenciales, ya que la transición climática adquiere mayor protagonismo en el debate público y el reciente aumento de los precios de la energía plantea la cuestión de la independencia energética. Sin embargo, a la hora de plantear estas cuestiones, se observa una clara división entre los candidatos: por un lado, los políticos de izquierdas abogan por el abandono de la energía nuclear; en cambio, los de a derechas son partidarios de impulsar la renovación de las inversiones en el sector.

Este debate tiene especial importancia porque Francia es el mayor productor de energía nuclear de la UE. La dependencia de la energía atómica explica que Francia tenga también las emisiones per cápita más bajas de las economías avanzadas, según la Agencia Internacional de la Energía. La generación de energía nuclear procedente de los 56 reactores de Francia es fundamental para la producción nacional de electricidad y el suministro total de energía. En 2020 representaba el 42% del suministro total de energía de Francia y el 66% de su generación total de electricidad, frente al 14% y el 26% de la UE, respectivamente (ver gráfico siguiente).

Y lo que es más importante, se espera que la energía nuclear desempeñe un papel crucial en la transición energética de Francia. La Estrategia Nacional de Bajo Carbono (Stratégie Nationale Bas Carbone) se basa en la electricidad descarbonizada para ayudar a los sectores intensivos en carbono, como la industria, el transporte o la construcción, a reducir las emisiones de CO2 mediante la electrificación. Francia ha establecido por ley una reducción de la cuota de la energía nuclear en el suministro de electricidad al 50% para 2035, pero es probable que siga siendo una fuente de energía importante.

Aun así, Francia tendrá que movilizar importantes inversiones en el sector nuclear para cumplir los compromisos climáticos. Por ejemplo, durante 2020 el país destinó la mitad del gasto público en I+D en energía a la energía nuclear. Además, el presidente Emmanuel Macron anunció en octubre de 2021 que Francia invertirá 1.000 millones de euros en pequeños reactores modulares en el marco del plan de inversión Francia 2030. Adicionalmente, está previsto que durante los próximos años se cierren varios reactores y otros necesitarán obras de renovación para prolongar su vida útil, ya que la edad media del parque nuclear es de 35 años.

Teniendo todos estos factores en cuenta, desde Scope creemos que etiquetar las actividades nucleares como «sostenibles» según la taxonomía de la UE sería positivo para Francia. La medida apoyaría a las finanzas públicas, ya que el Gobierno podría financiar el gasto nuclear a través de bonos verdes (OAT verte), beneficiándose de la creciente comunidad de inversión ESG. También apoyaría a las entidades estratégicas vinculadas al Gobierno en la industria nuclear, como EDF (83,5% propiedad del Estado francés) y la empresa de combustibles nucleares Orano (90%). Por último, la inclusión de la energía nuclear en la taxonomía ayudaría, en última instancia, a canalizar fondos hacia proyectos de inversión a gran escala y a aumentar la flexibilidad de la financiación a medida que crece el apetito por las inversiones sostenibles.