¿Imitamos esta vez a Buffett?

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Seguir los consejos de Warren Buffett, o replicar sus movimientos en los mercados, con frecuencia ha sido rentable para muchos inversores. No invertir en negocios que no se entiendan o huir de las criptodivisas figuran, quizás, entre sus recomendaciones más acertadas. ¿Imitamos ahora su apuesta por acciones de compañías petroleras? ¿Es momento de tomar participaciones en fondos de inversión especializados en energéticas tradicionales? Tal vez ya sea tarde.

El sector petrolero nunca me ha gustado, básicamente por su extrema volatilidad y, sobre todo, por estar siempre condicionado por movimientos políticos y geoestratégicos. Tampoco entiendo por qué si desde los años setenta los consumidores de crudo están chantajeados permanentemente por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y su oligopólica política de fijación de precios, no ha surgido al otro lado, el de la demanda, una OPIP, Organización de Países Importadores de Petróleo, que sirva de contrapeso mediante, por ejemplo, políticas de compra conjunta. ¿Difícil? Sin duda. Pero… ¿acaso no acaba de hacer lo mismo Europa con las compras de vacunas? Y el G-7 habló en su última cumbre, la última semana de junio, de un posible tope al precio del crudo importado de Rusia. Algo es algo, aunque falta materializar el mecanismo.

Al margen de esta reflexión, ya sabemos que, como norma general (y salvo excepciones honrosas como Noruega o Estados Unidos), cuando tratas con grandes exportadores de crudo no sólo te enfrentas al cartel de la OPEP, sino a regímenes más bien autoritarios o, al menos, democráticamente dudosos: los países del Golfo Pérsico, Venezuela y, por supuesto, Rusia. No sorprende que el petróleo, y también el gas, sean desde siempre un arma política, sobre todo ahora, cuando el maniaco del Kremlin sigue con sus crímenes de guerra en Ucrania al tiempo que chantajea a todos los países importadores de combustibles fósiles.

Es obvio que de esto también hay grandes beneficiados en el otro lado, básicamente las compañías petroleras, que se marcan subidas bursátiles de hasta el cien por cien o más mientras casi todo el resto del mercado de valores se hunde asustado por el riesgo de estanflación (cuyo germen, no por casualidad, es precisamente el incremento brutal de los precios del crudo y del gas).

Esto beneficia también a grandes inversores como Warren Buffett, cuyo fondo Berkshire Hathaway (con un músculo financiero de 590.000 millones de dólares) continúa apostando por compañías energéticas. El pasado 22 de junio anunció que incrementaba su posición en Occidental Petroleum, con lo que ya tiene el 16 por ciento de la compañía. El brazo inversor de Buffett es también muy fuerte en Chevron.

Y no le va mal, a la vista de que Occidental prácticamente ha más que duplicado su valor en Bolsa en lo que va de año, mientras que el S&P 500 acaba de sufrir su peor semestre desde 1970. De hecho, las petroleras son las líderes bursátiles de este año, con subidas casi siempre superiores al 50 por ciento (hasta Repsol ha superado ese porcentaje), mientras que el resto del mercado vive un periodo peor incluso que el del estallido de la covid.

Un petróleo al alza (algunas previsiones hablan ya de 140 dólares por barril), un gas desatado y con el grifo en manos de Putin y, en general, el miedo a la estanflación están estrangulando al mercado bursátil. Por eso la apuesta de Buffet por el petróleo (que en realidad comenzó a principios de año) es, por ahora, ganadora. Cierto que el llamado “Oráculo de Omaha” no siempre ha acertado con el oro negro: en 2008 se metió a saco en la petrolera Conoco cuando el crudo estaba en máximos, pero le salió mal la jugada.

Ahora hay ya analistas que hablan de sobrecalentamiento de las petroleras y de posible enfriamiento del crudo a medida que se reduzca la demanda (por culpa del enfriamiento económico) y, sobre todo, si el desastre ruso (cuyo PIB puede caer un 20 por ciento este año) y la búsqueda de suministros alternativos al gas y al crudo controlado por Putin devuelven algo de racionalidad a los precios de los combustibles fósiles. Un mercado que, además, no puede perder de vista el crecimiento de las energías renovables y el creciente impulso descarbonizador en toda la actividad económica y, por supuesto, en las estrategias de los fondos de inversión. Por eso mismo, a la hora de invertir en fondos especializados en energía, parecen más recomendables, para estrategias a medio y largo plazo, los centrados en renovables, aunque los que apuestan por petroleras y gasistas estén dando ahora buenos rendimientos puntuales.