La FED cumple con lo esperado y sube 0,5 puntos el tipo de interés

Keith Wade

Keith Wade (Schroders) | Tras el anuncio hoy por parte de la Fed de la subida del tipo de interés de referencia en 50 puntos básicos (pb), hasta un rango del 0,75% al 1%, prevemos que el FOMC siga endureciendo su política monetaria en próximas reuniones.

Sin embargo, con la tasa anual de inflación al consumo en el nivel más alto de las últimas cuatro décadas, se teme que la recesión sea la contrapartida de la estabilidad de los precios. De hecho, nuestro análisis sugiere que una recesión puede ser una contrapartida inevitable para lograr reducir la inflación, a pesar de las esperanzas de un «aterrizaje suave» de la economía.

Esencialmente, el banco central tiene que restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda de manera que haya suficiente capacidad de maniobra en la economía para aliviar las presiones sobre los salarios y los precios. Para lograr un aterrizaje suave, esto tiene que hacerse gradualmente, con una tasa de crecimiento por debajo de la tendencia, en lugar de entrar en recesión con una caída de la producción y un rápido aumento del desempleo. No obstante, esto es más fácil decir que hacer.

Una subida de 50 puntos básicos en el tipo de interés principal es el mayor movimiento en una reunión del FOMC desde el año 2000. Sin embargo, el tipo de interés de los fondos federales seguiría estando por debajo del nivel de «equilibrio» que la mayoría de los miembros del comité consideran coherente con una política neutral del banco central.

La experiencia demuestra que las recesiones de los años ochenta y noventa se sucedieron tras un repunte de la inflación similar al actual. Aunque se habló mucho de conseguir un aterrizaje suave durante estos periodos, no fue así.

Razones por las que las probabilidades de recesión en EE.UU. son elevadas

Hay tres razones por las que las probabilidades de que la economía de EE.UU. experimente una recesión son elevadas en la actualidad:

En primer lugar, la inflación se está consolidando. La inflación es alta y de base amplia, mientras que el mercado laboral se está tensionando. El aumento de los precios «rígidos» (aquellos que no suben o bajan como respuesta a cambios en la demanda) es especialmente preocupante, ya que, por su naturaleza, se mueven más lentamente y tardan más en bajar. Esto daría paso a los efectos de segunda ronda, en los que los salarios seguirían la estela de los precios, lo que llevaría a una nueva ronda de subidas de precios. En consecuencia, la tarea de los bancos centrales de volver a situar los precios dentro de su objetivo se hace aún más complicada: la política monetaria tiene que endurecerse más para alinear la demanda con la oferta, a costa de una recesión.

En segundo lugar, la política monetaria es una herramienta contundente. Milton Friedman, cuyas teorías sustentaron las políticas monetarias a las que se atribuye el control de la inflación durante la mayor parte de las últimas cuatro décadas, dijo que la política monetaria actúa con retrasos amplios y variables. Los efectos de la confianza también influyen. Por ejemplo, el temor a la recesión puede llegar a autocumplirse y provocar recortes en el gasto. Los modelos de los bancos centrales dan a los responsables de la política monetaria una indicación de la duración de esos desfases, pero no son precisos. Es difícil juzgar el grado de rigor de la política y la tentación es seguir subiendo los tipos hasta que se produzca una ruptura. Esta fue el patron de los años 80 y 90.

En tercer lugar, ese juicio político se hace más complejo hoy en día por lo que está sucediendo en otros lugares. La política monetaria se está endureciendo o se va a endurecer en todo el mundo en respuesta a la inflación, no sólo en EE.UU. El comercio mundial y la demanda externa serán más débiles como resultado. La actividad en Europa se ve muy afectada por la guerra en Ucrania y los esfuerzos en curso para aplicar un embargo a la energía rusa. La subida de los precios de las materias primas actúa como un impuesto sobre el consumo, reduciendo los ingresos reales y el gasto en todo el mundo. China, por su parte, no está endureciendo su política monetaria, pero su política de Covid cero está afectando a la economía.

Por último, la política fiscal está dando marcha atrás tras el apoyo masivo durante los confinamientos a raíz del Covid.

Con todo ello, la tarea de lograr un aterrizaje suave parece especialmente difícil actualmente. Los tipos de interés seguirán subiendo, ya que parten de niveles bajos, por debajo del tipo de equilibrio. Cuando una economía está a plena capacidad, éste es el tipo de interés necesario para evitar un exceso de estimulación (y posiblemente presiones inflacionistas indebidas) o una infraestimulación (que podría provocar una contracción económica y riesgo de deflación).

Prevemos que la Fed lleve a cabo otras seis subidas consecutivas de los tipos de interés, hasta alcancar un máximo del 2,25 al 2,5% a principios del próximo año. Hay quien considera esto como algo neutral (el consenso del mercado espera un mayor endurecimiento de la política monetaria que nosotros), pero dados los vientos en contra actuales, podría terminar siendo lo suficientemente estricto como para hacer que la economía en EE.UU. se tambalee.

La Fed controlará la inflación, pero probablemente a costa de una recesión.