Eiko Sievert (Scope Ratings) | Las perspectivas de crecimiento de Alemania se están debilitando a medida que el conflicto entre Rusia y Ucrania magnifican las interrupciones de la cadena de suministro y las presiones inflacionistas existentes, lo que aumenta la urgencia de aplicar el programa de reformas del Gobierno.
Hemos revisado a la baja nuestra previsión de crecimiento para Alemania (rating AAA/estable) este año, pero seguimos esperando un sólido crecimiento del 3,5%, frente a una estimación anterior del 4,4%, en medio de la rápida escalada de las tensiones políticas y las sanciones tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Esto se compara con las expectativas de crecimiento algo más sólidas en otras grandes economías europeas como Francia (4,2%) y Reino Unido (4,6%).
Rusia es el decimotercer socio comercial de Alemania, con un volumen de comercio de unos 60.000 millones de euros, pero solo representa el 2,3% del comercio total de Alemania. El impacto directo en el comercio resultante de las severas sanciones económicas impuestas a Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania es, por tanto, manejable a nivel agregado.
Sin embargo, la economía alemana orientada a la exportación y la dependencia de los exportadores de los proveedores internacionales implica que la guerra en Ucrania provocará nuevos problemas, especialmente en el sector del automóvil, dada su dependencia de los fabricantes de componentes de vehículos, incluidos los de Ucrania y Rusia.
Las contrasanciones de Rusia, como el cierre del espacio aéreo ruso, también aumentarán los costes de transporte a China, el mayor socio comercial de Alemania. Si bien esta disrupción es manejable, es probable que erosione la rentabilidad en una gama más amplia de sectores industriales. Los datos del Banco de Pagos Internacionales muestran que las exposiciones agregadas de los bancos alemanes a Rusia se redujeron significativamente en los últimos años, situándose en 7.400 millones de dólares a finales de 2021 (menos del 0,5% de los créditos totales).
Otros riesgos a la baja para las perspectivas de crecimiento de Alemania se mantienen a corto plazo. Muchos de estos riesgos son externos, como nuevas olas de Covid-19, una nueva escalada de los riesgos geopolíticos o una desaceleración significativa del crecimiento económico en China. En particular, cualquier shock que provoque nuevas interrupciones de la cadena de suministro mundial podría hacer descarrilar la recuperación de Alemania y hacer que la revisión de nuestra estimación de crecimiento para 2022 se vea sometida a una mayor presión.
La guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia también están aumentando las presiones internas, especialmente la inflación. Los hogares alemanes ya se enfrentan a los precios de la electricidad más altos de la UE y, en línea con la mayoría de las demás economías europeas, los precios continúan subiendo. Sigue existiendo riesgo de una nueva escalada del conflicto y de sanciones más severas en el sector energético.
Para ayudar a hacer frente al aumento de los costes energéticos, Alemania liberó parte de las reservas nacionales de petróleo en coordinación con la Agencia Internacional de la Energía. Dado que más de la mitad del precio de la electricidad que afrontan los hogares alemanes se debe a los impuestos, hay cierto margen para amortiguar también el impacto del aumento de los costes energéticos mediante una amplia reducción de impuestos. Sin embargo, es probable que las presiones inflacionistas sigan siendo elevadas. Además de las interrupciones de las exportaciones de energía, Rusia y Ucrania se encuentran entre los cinco mayores exportadores de trigo del mundo, lo que aumentará la presión sobre los precios de la energía, los alimentos y otras materias primas a medio plazo.
Lo más alentador es que al menos algunos de los problemas de la cadena de suministro de los fabricantes alemanes probablemente sean temporales. De ser así, con las carteras de pedidos de todos los fabricantes alemanes llenas, la recuperación de la economía alemana podría ser más lenta de lo previsto este año, pero continuará con solidez el año próximo, cuando esperamos un crecimiento de alrededor del 2,7%, por encima de la tendencia antes de a la pandemia.
El mantenimiento de este crecimiento depende fundamentalmente del programa de reformas y de las prioridades de inversión definidas por el nuevo gobierno de coalición, que deben aplicarse. Estas prioridades incluyen el gasto en infraestructuras, el apoyo a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y la reducción de la burocracia.
