Un Congreso dividido obstaculizará la agenda de Biden: ¿qué implica para los mercados?

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George Brown (Schroders) | Washington se encamina hacia un Congreso dividido después de que los republicanos no hayan sabido aprovechar el descontento de los votantes. Sin embargo, la historia sugiere que la inercia política resultante podría ser útil para los inversores.

Nuestro análisis anterior muestra que este resultado debería favorecer a los activos de riesgo. La renta variable estadounidense ha registrado unos beneficios medios anuales del 12,9% cuando el Congreso ha estado dividido, frente a unos beneficios más modestos del 6,7% cuando un presidente demócrata ha controlado ambas cámaras.

Pero, como todos los inversores saben, los resultados pasados no son una garantía de resultados futuros. Los riesgos incluyen la posibilidad de una crisis por el techo de la deuda el próximo año. Ya en 2011, un enfrentamiento similar hizo caer casi un 20% al S&P 500.

Lo más importante es que ahora la atención se centrará en las elecciones presidenciales de 2024. Aunque Biden ha manifestado su «intención de volver a presentarse», se enfrenta a una ardua batalla para conseguir un segundo mandato. Acosado por los bajos índices de aprobación antes de su 80º cumpleaños este mes, las encuestas a pie de urna en las elecciones de mitad de mandato mostraron que dos tercios de los votantes no quieren que Biden se presente a un segundo mandato. Asimismo, las apuestas de Betfair indican que sólo hay un 20% de probabilidades de que gane las próximas elecciones presidenciales.

En el bando republicano, la tercera candidatura de Donald Trump a la Casa Blanca se ha visto mermada por el bajo rendimiento de muchos de los candidatos que apoyó en las elecciones de mitad de mandato. Y podría enfrentarse a una dura competencia por el liderazgo del GOP (Grand Old Party o Partido Republicano) por parte de Ron DeSantis, el favorito de las casas de apuestas para ser el próximo presidente, ya que acaba de ser reelegido como gobernador de Florida por una aplastante diferencia de 19 puntos. Sin embargo, un agrio enfrentamiento entre ambos podría crear una profunda grieta en el partido que beneficiaría a los demócratas. 

El telón de fondo de un sorprendente resultado de las elecciones de mitad de mandato

Los pronósticos estaban en contra de los demócratas en las elecciones de mitad de mandato. Una de las cláusulas más aplastantes de la política estadounidense es que el partido del presidente obtenga malos resultados en lo que se considera un «referéndum sobre el ocupante de la Casa Blanca». Y con el presidente Joe Biden sufriendo un índice de aprobación pésimo -en el momento de mayor inflación de las últimas épocas-, los republicanos parecían bien posicionados para conseguir tanto la Cámara de Representantes como el Senado.

Pero las predicciones de una «ola roja», es decir, que los republicanos se hicieran con el control del Congreso, resultaron estar muy lejos de la realidad. Aunque todavía no se ha decidido el número de candidaturas, NBC News calcula que los demócratas han limitado sus pérdidas en la Cámara de Representantes a ocho escaños, suficientes para dar a los republicanos una escasa mayoría de tres escaños. Mientras que, en el Senado, han logrado mantener su estrecha ventaja e incluso obtener un escaño más.

Entonces, ¿en qué se equivocó el Partido Republicano y cuáles podrían ser las implicaciones?

Cámara de Representantes: el Partido Republicano se prepara controlarla con una escasa mayoría

Los 435 escaños de la Cámara de Representantes se disputan en las elecciones de mitad de mandato, lo que la hace susceptible a las oscilaciones del sentimiento nacional. La inflación ha sido la principal preocupación de los estadounidenses este año, ya que tres cuartas partes de los votantes dijeron que les había causado dificultades graves o moderadas. Esta preocupación estaba seguida de cerca por el derecho al aborto, después de que el Tribunal Supremo, de tendencia conservadora, revocara el caso Roe v. Wade. Esto último resultó fundamental, dada la división partidista en este tema. Los sondeos a pie de urna mostraron que el 61% de los votantes estaban descontentos con la decisión, de los cuales 7 de cada 10 apoyaron a un candidato demócrata a la Cámara. Tampoco ayudó el hecho de que el Partido

Republicano presentara una serie de candidatos extremistas alineados con el expresidente Donald Trump, los cuales, fueron rechazados por los votantes moderados.

Pero mientras los republicanos tuvieron un mal resultado a nivel nacional, les fue bien en el estado tradicionalmente demócrata de Nueva York. El proceso de redistribución de distritos ha jugado un papel importante, ya este acontecimiento de una vez en la década les ha favorecido. También les favoreció su mensaje sobre la ley y el orden en medio de los crecientes índices de criminalidad en el estado. Además, el derecho al aborto de Nueva York, regulado desde hace mucho tiempo, hizo que las preocupaciones por las libertades civiles no desempeñaran un papel tan importante como en Michigan y Kentucky. En conjunto, esto se tradujo en la obtención de cuatro escaños en el estado.

Senado: los demócratas mantienen el control

Con el Senado dividido al 50%, los republicanos sólo necesitaban ganar un escaño para hacerse con el control. Pero, a diferencia de la Cámara de Representantes, sólo un tercio de la misma estaba en juego. Y como la mayoría de estos escaños son rojos (republicanos) o azules (demócratas), la contienda se redujo a tres carreras ajustadas: Georgia, Nevada y Pennsylvania. Una vez más, el derecho al aborto y la calidad de los candidatos marcaron la diferencia.

En Nevada, la actual candidata Catherine Cortez Masto se impuso a su contrincante republicano, que se niega a posicionarse. Mientras que el voto a favor del aborto ayudó a John Fetterman a conseguir un escaño para los demócratas en Pensilvania, a pesar de sufrir un derrame cerebral que le mantuvo alejado de la campaña. Y en Georgia, el senador Raphael Warnock superó a su rival republicano, plagado de escándalos, por 38.000 votos. Sin embargo, no alcanzó el 50% de los votos, lo que obligó a celebrar una segunda vuelta el 6 de diciembre.

Históricamente, éstas han favorecido a los republicanos, ya que el descenso de la participación afecta de forma desproporcionada a los demócratas. No obstante, Warnock evitó este escollo hace dos años, en parte debido a las falsas afirmaciones de Trump sobre el fraude electoral. Y este año le ayudará el hecho de que el control del Senado no está en juego. Esto podría hacer que los simpatizantes del GOP se mantuvieran al margen o sólo ofrecieran un apoyo apagado, especialmente teniendo en cuenta las numerosas controversias de Walker.