China ya controla la exportación de materiales semiconductores cruciales, dañando las cadenas de suministro de chips avanzados y hardware militar

China

Un aspecto que no debemos descuidar es un comercio internacional que, sobre todo en lo que concierne a China, se está volviendo más tenso. Si ya la UE y EEUU han dado el paso de aumentar sus aranceles, ahora es Canadá la que anunció un arancel del 100% sobre la importación de vehículos eléctricos chinos y otro del 25% sobre el acero y el aluminio importados de China. Más que por los efectos materiales de las medidas en sí, destaca la ola de proteccionismo ante productos chinos. Mencionemos que, al igual que en EEUU, el impacto en los fabricantes de
automóviles chinos debería ser limitado, ya que las exportaciones de marcas nacionales a Canadá son muy pequeñas, de un 2% de las exportaciones totales de automóviles. El presidente Trudeau también advertía que se están estudiando posibles aranceles sobre los chips y los paneles solares de China.

Y como decimos, es destacable este aumento en las tensiones porque China no se va a quedar quieta ante las barreras comerciales que le imponen y va a establecer las suyas. Ya en estos momentos, los controles chinos a la exportación de materiales semiconductores cruciales están afectando a las cadenas de suministro occidentales de chips avanzados y hardware militar. Se están limitando notoriamente la venta al exterior de materiales como germanio y galio, clave para algunos chips del sector militar. Dado que China produce prácticamente toda la producción mundial de galio (y un 60% del germanio) estamos ante medidas que sí pueden tener un impacto potencial. Otros controles, como a las exportaciones de grafito y tecnologías utilizadas en la extracción y separación de tierras raras también se han producido. Está claro que las barreras comerciales son un arma de doble filo, y lo que un país imponga de arancel sobre un determinado producto extranjero, tiene su respuesta por parte del otro país.