El BCE apuesta por el tiempo

Intermoney | El dato de inflación de Estados Unidos que conocíamos el martes obligaba al mercado a retrasar su apuesta sobre los recortes de tipos y a poner la lupa en todo aquello que permita obtener cualquier pista adicional sobre las hojas de ruta de los bancos centrales. 

Los mensajes de los bancos centrales ganan más interés en este momento y ante un mercado con poco dominio propio, el BCE tiraba de la virtud de la paciencia en sus mensajes para templar los ánimos.

Uno de ellos era el vice-presidente del BCE, Luis de Guindos. El español era claro argumentando que se necesita una evidencia adicional de que la inflación está convergiendo hacia su objetivo ya que los factores de riesgo aun podrían dar una sorpresa adversa. Guindos enumeraba el crecimiento de los salarios, los elevados márgenes operativos de las compañías y todo lo referente a la geopolítica. “Pasará algún tiempo antes de que tengamos la información necesaria para confirmar que la inflación está regresando de manera sostenible a nuestro objetivo del 2%. Los próximos meses serán especialmente ricos en nueva información sobre los factores que impulsan la inflación subyacente a medida que recibamos datos sobre los últimos acuerdos salariales y reajustes de precios por parte de las empresas”

Estas palabras son elocuentes pues nos permite plantearnos que no habrá acción alguna hasta primavera-verano. Junto a Guindos, el economista jefe del BCE, Philip Lane también tenía un mensaje que servía de antinflamatorio pues, su parecer, si bien la tendencia actual de la inflación es buena, se necesita más tiempo para garantizar que el crecimiento de los precios vuelva al objetivo del 2%, por lo que existen riesgos tanto en recortar los tipos de interés demasiado pronto, como demasiado tarde. “El momento exacto de la flexibilización monetaria depende de los datos y de la trayectoria a la baja de la tasa de depósito y se decidirá reunión tras reunión”.

Aunque si de rebajar la euforia del mercado o sus apuestas prematuras se trata, nadie mejor que el alemán Nagel. Uno de los miembros más estrictos y contundentes en sus mensajes no podía faltar en el día de ayer, y afirmaba que la historia sugiere que es peor relajar la política monetaria demasiado pronto que demasiado tarde y es que para él “Por experiencia, a menudo resultaba más doloroso bajar los tipos de interés demasiado pronto y encontrarse con otra fase en la que los precios subían y había que tomar contramedidas”. Defendiendo por tanto como estrategia más eficaz el “ser más sólido, permanecer en un determinado nivel de tipos de interés durante más tiempo y no actuar hasta más adelante”.

También nos gustaban las palabras del miembro del consejo Gabriel Makhlouf explicando que “aunque la inflación ha caído en muchos estados miembros, todavía no hemos visto el alcance total del efecto retardado de las acciones de política monetaria sobre las finanzas de los prestatarios o la demanda económica”. Esto es algo muy cierto, pues el endurecimiento de las condiciones crediticias no está siendo tan pleno como cabría esperar debido a la anómala resistencia de un mercado laboral que, incluso con una demanda a la baja, sigue falta de trabajadores cualificados.

Los precios siguen altos y su moderación claramente no es una cuestión de “la noche al día”. Desde IM hemos apuntado anteriormente que el escenario presente es completamente nuevo y que antiguas premisas han dejado de tener validez. En el contexto actual, el periodo de 24 meses desde el inicio de las primeras subidas para ver el efecto pleno de los ajustes de política monetaria, no podemos considerarlo como algo práctico. Ayer, por ejemplo, desde la Reserva Federal, el presidente del Banco de Chicago, Austan Goolsbee sugería que la lectura inesperadamente alta de IPC en enero no debería ser necesariamente un impedimento para un recorte de tipos en los próximos meses.

Goolsbee explicaba que la inflación no necesariamente tiene que ser tan baja como lo fue durante los últimos seis meses de 2023 para que la Reserva Federal tenga confianza en que está volviendo a su objetivo. En cambio, dijo que incluso si la inflación aumenta un poco durante unos meses, seguiría siendo consistente con la senda que la Fed tiene proyectada para llegar al objetivo. Realmente, Goolsbee reitera un apunte muy interesante y que a parte el mercado se le olvidó cuando Jerome Powell salió a la palestra en la última reunión de política monetaria: la Fed no debería esperar hasta que la inflación haya alcanzado el 2% en 12 meses para recortar los tipos. El presidente de la Fed de Chicago también opinaba que, desde su punto de vista, los tipos son bastante restrictivos y que, si se sigue así durante demasiado tiempo, habrá una preocupación de que el desempleo aumente demasiado.

Las palabras de Goolsbee en cierta medida servían para que el mercado volviese a poner más énfasis en una reducción para el mes de junio por lo que las compras volvían a aparecer en los treasuries. El T-Note a 10 años disminuía su rendimiento hasta el 4,24%, aunque la disminución de la rentabilidad era mayor aun en el 2 años hasta el 4,57%. En la deuda soberana europea, el mensaje de los distintos miembros no parecía calar pues también se producían compras (Bono italiano a 10 años en -10 p.b. hasta el 3,84%).