Predominio del tono mixto entre los principales mercados de renta variable a nivel global, en una coyuntura marcada por las expectativas sobre la toma de decisión de la Reserva Federal y las declaraciones de su presidente, Jerome Powell, en la posterior conferencia de prensa.
Así, tras confirmar la semana pasada el BCE que mantendrá sin cambios su política monetaria, el protagonismo girará hacia la política monetaria de EEUU. En este sentido, no se esperan cambios sustanciales en la estrategia de la Fed, si bien los inversores vigilarán cualquier alusión de Jerome Powell a cuándo se podría iniciar el proceso de reducción de sus programas de compras de activos (tapering). De esta forma, es posible que no sólo se registre un incremento de la volatilidad en el mercado de treasuries, sino también en el de renta variable.
Adicionalmente, la Reserva Federal actualizará sus previsiones macroeconómicas a corto y largo plazo al alza respecto a su anterior escenario del pasado mes de marzo, explicado principalmente por la mejora de la situación epidemiológica y la progresiva reapertura de la economía. Paralelamente, el foco de atención se situará en sus proyecciones sobre la evolución de la inflación (PCE), tras repuntar en mayo el IPC hasta un 5,0% interanual (su mayor nivel desde 2008), y en el diagrama de puntos en el que los integrantes del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) expondrán las expectativas sobre la evolución de los tipos de interés oficiales en los próximos años.
Todo ello en un contexto en el que también ha destacado el hecho de que la Comisión Europea realizó su primera emisión de eurobonos para financiar el plan Next Generation aprobado a mediados del año pasado. En concreto, realizaron una emisión de 20.000 millones de euros, por encima de las estimaciones, a un tipo de interés de en torno a un 0,1% (entre la TIR actual del bono alemán y francés). Por otro lado, la demanda fue superior en más de 7x a la oferta. Así, el foco de interés estará no sólo a qué ritmo se irán repartiendo los fondos, sino también en la capacidad de absorción de los mismo por parte de los Estados miembros de la UE.
Por su parte, en el ámbito macroeconómico, la sesión se ha iniciado con los datos procedentes de China, en un contexto en que el Shanghai Composite registra una evolución desde comienzos de año por debajo de la mayoría de los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses. En concreto, la producción industrial ha ralentizado su ritmo de crecimiento en mayo a un 8,8% interanual (vs 9,0% estimado y 9,8% anterior) y las ventas minoristas a un 12,4% interanual (vs 13,6% estimado y 17,7% interanual). Por otro lado, en Reino Unido, el IPC en mayo (2,1% interanual) se situó por encima del objetivo marcado por el Banco de Inglaterra (BoE) de un 2,0%.
En este contexto, ha predominado el rojo entre los principales índices de renta variable de Asia-Pacífico, a excepción del ASX 200 australiano (+0,09%) y Kospi surcoreano (+0,62%). Así, el Shanghai Composite ha caído un 1,07%, y tanto el Sensex indio como el Nikkei 225 japonés un 0,51%.
En España, el IBEX 35 (-0,31%)ha retrocedido por segunda jornada consecutiva, manteniendo los 9.200 puntos. En concreto, ha cerrado en 9.202 puntos.Entre sus componentes, los mayores ascensos se han situado en las acciones relacionadas con las energías renovables, influenciadas por la noticia de que EQT ha lanzado una OPA sobre Solarpack en el Mercado Continuo. En concreto, las ganancias más elevadas se han situado en Solaria (+3,41%) y Siemens Gamesa (+3,03%). En contraste, en terreno negativo, las caídas más significativas han sido Banco Sabadell (-4,33%) y CaixaBank (-2,09%).
Paralelamente, la renta variable de EEUU cotiza sin cambios relevantes a cierre de sesión de los mercados europeos a la espera de la conclusión de la reunión de la Reserva Federal. En concreto, el S&P 500 cae un 0,02% y el Nasdaq Composite sube un 0,11%.
