Intermoney | El banco central protagonista del miércoles era el Riksbank sueco, que, de entre los grandes bancos, junto con el Banco de Canadá lleva la delantera en la flexibilización de su política, acometiendo el banco sueco su tercer recorte de 25 p.b. hasta el 3,25%, una decisión que esperábamos. Además, hay una diferencia entre el BoC y los suecos, y es que la campaña de endurecimiento de los canadienses fue más agresiva, por lo que teniendo eso en cuenta, los suecos están relajando su política más que ningún otro de los bancos occidentales. De hecho, lo interesante del asunto no era sólo el recorte en esa reunión, que estaba dentro de todos los pronósticos, sino que los propios funcionarios del banco advierten que los tipos podrían reducirse en movimientos de 50 p.b. en lo que resta de año si fuera necesario. Teniendo en cuenta el poco recorrido que tienen a la baja, estando ya en el 3,25%, de actuar con movimientos más agresivos el banco podría situar la política en un terreno acomodaticio bastante pronto. En el comunicado se ha indicado que podría bajar los tipos un punto porcentual más durante el próximo año, pero de acometer un recorte mayor en una de las dos reuniones que restan de año, podríamos tener 100 p.b. adicionales de recortes antes de encarar siquiera el 2tr25.
Siempre recordamos que la sensibilidad de la economía sueca a los tipos de interés es mucho mayor que en otras áreas económicas. En este sentido, esta se ha visto más afectada que la mayoría por las anteriores subidas de tipos, debido a su mayor proporción de deuda a tipo variable que ha afectado a los hogares, donde la proporción de vivienda en propiedad es alta en comparación con sus pares, siendo las hipotecas muy sensibles en el corto plazo a las variaciones de los tipos. Eso explica que la actividad se haya mantenido estancada recientemente. Además, también es un respaldo para los funcionarios que el ritmo de la inflación se haya desacelerado sustancialmente en los últimos meses, con la medida objetivo del banco por debajo del 2% en cada uno de los últimos tres meses. Al mismo tiempo se señalaba que el riesgo de que la inflación vuelva a ser demasiado alta ha bajado, por lo que no creen que una relajación tan rápida de su política pudiera hacer repuntar los precios. Lo que sí predicen los suecos es una recuperación más pronunciada en 2025, lo cual nos hace dudar de ellos. Si bien la sensibilidad a los tipos puede hacer que al relajar la política la actividad vuelva a recuperarse, esta vendría inexorablemente acompañada una mayor presión alcista de los precios. Además, justifican que la política debe inclinarse en una “dirección más expansiva”, lo cual no es el término apropiado para anclar lasexpectativas de inflación o asegurar la credibilidad del banco.