Un extraño entorno donde los consumidores se quejan de la subida de precios, pero siguen teniendo capacidad para aumentar su gasto

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Greg Meier (Allianz GI) | El pesimismo de los inversores sigue muy alto y es fácil entender por qué. Siguen apareciendo signos que normalmente van asociados a una recesión: pensemos en el rápido endurecimiento monetario, las inversiones de la curva de tipos, la sacudida de los mercados inmobiliarios, la contracción de los créditos, etc.

Pero, aunque casi la mitad de los americanos cree que Estados Unidos ya está en recesión, parece que su economía todavía resiste. De hecho, el indicador del PIB del primer trimestre de 2023 de la Reserva Federal de Atlanta muestra que actualmente la economía está creciendo en torno a un 2%. El gasto de consumo real (ajustado a la inflación) está en camino de alcanzar su máximo desde mediados de 2021.

¿Qué está pasando? Una razón por la que el crecimiento ha seguido siendo resistente es el exceso de ahorro. Durante la pandemia, muchas familias se guardaron los cheques de estímulo del gobierno y el efectivo que no pudieron gastar debido al cierre de las tiendas. Según la Fed y nuestro análisis, la suma probablemente suponía en torno a 1,2 billones de dólares a finales de 2022. (Ver nuestro Gráfico de la Semana).

Esto ha dado lugar a un extraño entorno donde los consumidores se quejan mucho sobre la subida de precios, pero siguen teniendo capacidad para aumentar su gasto real. Esto ha contribuido a apoyar a la vez el crecimiento y la inflación, una dinámica que desaparecerá cuando los ahorros disminuyan a niveles más normales a finales de este año.