El ETF 2X de Tesla y las casas de apuestas

Julio López (Attitude Gestión SGIIC) | La palabra griega para describir la obsesión por la victoria y únicamente por la victoria es la palabra agon. Era tanta la presión sufrida para llevar a la práctica este ideal que, con el tiempo, agon terminó significando justamente lo contrario a lo que se esperaba de un triunfador, es decir, ansiedad, dolor, crisis. De ahí viene agonía.

No sé si replicaremos el proceso en los mercados financieros. No sé si el proceso de no poner ningún freno a la racha alcista de los mercados y obsesionarnos con marcar máximo tras máximo terminará en agonía final.

Más allá de otras consideraciones, se están juntando dos tendencias o pensamientos en el mercado sumamente peligrosas. Por un lado, el plan de todos los políticos y demagogos que están creciendo como setas, de que todo se puede solucionar recurriendo a la deuda (que no es de nadie). Prometen bajadas de impuestos y gasto público sin fin, sin explicar en ningún momento qué van a hacer con el déficit público que se está generando y cómo afrontar a largo plazo el problema del stock de deuda. Es un tema recurrente en mis cartas y del que a veces me aburro hasta yo, y hoy no toca volver a extenderse, aunque solo les daré el último dato, el déficit fiscal americano del mes de agosto ha sido un 30% superior al déficit enorme ya esperado, no solo por mayor gasto sino también por menores ingresos en una muestra total de falta de control.

Por otro la adicción al riesgo que se está creando, sobre todo entre el inversor americano medio, que piensa que si las cosas se complican siempre vendrá alguien a salvarle ya sea mandándole sobres con dinero como se hizo con el COVID, o con las compras de activos por parte de los Bancos Centrales. Al fin y al cabo, es lo que han visto en los últimos 16 años y como el pavo de Bertrand Russell no sabe lo que representa el Día de Acción de Gracias para alguien que ha sido cebado complacientemente todos los días a primera hora de forma metódica. Esta adicción no abarca solo a los mercados financieros, lo vemos todos los días en las apuestas deportivas que generan precio para todo, ya sea número de tarjetas amarillas en un partido o combinaciones de números de córneres en los partidos de la jornada 14 de liga.

La mayoría de los gobiernos parecen mesarse los cabellos y parecen emprender acciones que limiten el juego, ya sea evitando anunciantes en camisetas de fútbol, los avisos a menores o limitando la atracción de los locales en la calle. En todo caso con efectos totalmente nulos. En Estados Unidos hace seis años el Tribunal Supremo anuló una prohibición federal sobre la activad y a finales del año pasado el mercado de las apuestas deportivas facturó 120.000 millones de dólares. No me considero muy puritano con el tema de las apuestas y reconozco su carácter de diversión jugando de vez en cuando, pero el riesgo de adicción se está yendo de madre. Incluso hay informes que cuantifican el efecto sustitutorio en el mercado de valores en una reducción de los flujos del 14% todos los años.

¿El mercado cómo reacciona? Creando productos perfectamente sustitutivos como son las opciones con vencimiento a un día, o los ETF apalancados sobre una sola acción. Son productos que provocan un efecto inmediato sobre el resto del mercado por mor de los fondos indiciados que se ven obligados a realizar movimientos en la misma dirección de mercado, provocando verdaderos aludes en las cotizaciones. De momento, debido al “humor” positivo del mercado no parecen generar mucho peligro, pero veamos qué pasa cuando las cañas se vuelvan lanzas. Un ejemplo, tienen el ETF Direxion Daily TSLA Bull 2X Shares. Este ETF te permite doblar las ganancias potenciales que produzca la acción de Tesla…y doblar el riesgo de pérdidas. Si ven un ETF equivalente de Nvidia vemos volúmenes absolutamente explosivos. No son fondos que multipliquen la revalorización de una empresa a largo plazo. Solo multiplican la revalorización de la acción en un solo día, tu posición se resetea cada mañana.

Alguien puede pensar que a pesar de todo siempre puede tener controlada la máxima pérdida, pero las matemáticas al cabo de un par de días pueden sacarte de tu error. Veamos un ejemplo sencillo de cómo funciona:

Supongamos que compramos el ETF 2X de Tesla con la acción a 200 dólares. Ese día se publican malas cifras de ventas en un barrio del norte de Katmandú y la acción cae un 10% hasta 180 dólares. El ETF dobla la pérdida por lo que vale 160 dólares. Al día siguiente, un municipio del norte de Lesoto da el visto bueno a la conducción automática de coches y la acción lo acoge con gran optimismo, y sube un 10%. Al final de ese día, la acción ha subido 18 dólares hasta 198 dólares y el ETF gana un 20% y sube hasta 192 dólares. En dos días, la acción ha caído realmente un 1%, pero nosotros sorprendentemente hemos perdido no un 2%, sino que hemos perdido un 4%…cada vez que hay una caída en la acción el efecto se va multiplicando. Esta estrategia en casos extremos puede hacer que acciones que suban al final de un año, se hayan llevado por delante a muchos inversores.

En esta situación nos encontramos todos los días en el mercado. Movimientos erráticos que inducen totalmente en el comportamiento de los inversores más allá de noticias fundamentales sobre la marcha de las empresas. Los movimientos son marginalistas en volúmenes, pero con alta derivación en la valoración del total del mercado que vemos como se mueve ya en términos de trillones de dólares de capitalización diaria.

Tengo la sensación, que hemos entrado en modo burbuja, en el mercado norteamericano, y eso hace que cualquier medida que empleemos sirva para poco, ya que la extensión de los movimientos puede ser más elevada de lo que estimemos a priori. El nivel de capitalización bursátil en términos de PIB ha vuelto a igualar las cifras que vimos a finales de 2021 y que llevaron a las fuertes caídas del 2022. Podemos pensar que las burbujas se pueden concentrar en todo lo referente a las acciones relacionadas con la Inteligencia Artificial (uno de cada tres inversores americanos posee acciones relacionadas con este tema), pero si vemos las valoraciones estratosféricas a las que están cotizando empresas enormes que nada tienen que ver y que pudieran parecer defensivas como Wal Mart o Costco, nos hace difícil concretar por dónde pueden venir las flechas.

La idea generalizada de los inversores es que las bajadas de tipos de interés por parte de los Bancos Centrales, ayudará a impedir una recesión o contribuirá a un aterrizaje suave de la economía y beneficiará a las bolsas. Si miramos las bajadas de tipos abruptas del 2001 o del 2008 vemos como realmente las bajadas de tipos fueron la bandera de salida a las correcciones bursátiles. Siempre se dice que las bolsas anticipan los datos económicos, pero esto no es así, y las caídas gordas de las acciones se dan ya en recesión. Si no queremos mirar al pasado, llevemos la vista hacia Levante y veamos qué ha pasado con las acciones chinas después de llevar más de un año bajando tipos. Si confiamos en el efecto predictor del comportamiento de las acciones, solo decirles que la acción que más ha caído en el último mes y medio en el Russell 1000 es Trump Media.

Ver la explicación de la bajada de tipos de Jerome Powell de la semana pasada daba vergüenza ajena, más mirando el índice de aciertos del personaje en los últimos cuatro años, y debemos circunscribirlo a una razón política y personal. La única forma de renovar en su puesto de trabajo es una victoria del partido demócrata. Con lo fácil que es simplemente ponerle un micrófono a Donald Trump delante.