Jaime Raga (UBS AM) | PIB positivo. La influencia positiva es un estímulo para las perspectivas del mercado mundial en general y para los mercados emergentes y, concretamente, para China y su continua integración en los mercados financieros mundiales. De hecho, China ha sido la única entre las principales economías en cerrar el 2020 con un PIB positivo y no pensamos que este ritmo sostenido se vaya a pausar de cara a 2021. Por el momento, se prevé que la tasa de crecimiento del PIB chino superará el 8% este año, factor que creará grandes oportunidades en los mercados.
Disrupciones que potenciarán las rentabilidades. La Covid-19 ha acelerado muchas tendencias que ya se estaban fraguando a principios de 2020, sobre todo, dentro de sectores como el sanitario o el tecnológico. En este sentido, creemos que dichas disrupciones se mantendrán durante los próximos cinco y diez años. Asimismo, estos cambios estructurales van a proporcionar nuevas oportunidades a aquellas firmas con modelos de negocios sólidos y asentados, lo que nos empuja a centralizar nuestras inversiones sobre esas compañías líderes, en lugar de diversificar opciones. Todos estos factores determinarán cambios importantes en la economía, sobre todo, en lo que se refiere a la renta variable. En esta línea, creemos que la valoración general de los títulos bursátiles chinos permanece todavía dentro de un rango razonable. Por tanto, somos positivos con las acciones chinas.
Mayor madurez empresarial. El 2020 fue un año muy dinámico; han surgido nuevos modelos de negocios en China, nuevas compañías y muchas empresas han madurado porque, durante los últimos años, han usado dinero del capital privado para financiar el desarrollo de sus negocios. Ahora estas son suficientemente maduras como para generar flujos de caja e ingresos y, están listas para cotizar en bolsa. Y, por lo tanto, durante 2021 esta tendencia continuará.
Más apoyo gubernamental. El gobierno chino está apostando por el crecimiento y acaba de definir un plan quinquenal para los próximos cinco años. Dado que, en el pasado, el gobierno chino siempre hizo un muy buen trabajo en lo que se refiere a la actuación de su plan quinquenal, no tenemos razón para pensar que esta vez será diferente.
EE.UU. y China: carrera tecnológica en el horizonte. En lo que se refiere a la relación entre Estados Unidos y China, es improbable que la rivalidad entre estas dos potencias se desvanezca. Sin embargo, dado que son presidentes diferentes, tienen filosofías y maneras de actuar diferentes, probablemente las relaciones entre los dos países sean menos conflictivas con Biden. En este sentido, el enfoque de Biden hacia China está preparado para ser más predecible, pero aun así es conflictivo. Habrá menos énfasis en la balanza comercial y una relajación gradual en los aranceles, pero la tecnología servirá como foco en el continuo deterioro de las relaciones entre EE.UU. y China. Así, China tendrá que desarrollar internamente nuevas tecnologías en lugar de importarlas de EE.UU. También pensamos que habrá una mayor cooperación en ámbitos como el calentamiento global o el control nuclear. Los métodos del nuevo presidente para nivelar las desigualdades percibidas en la relación entre EE.UU. y China probablemente se centrarán en fortalecer los Estados Unidos, en la medida en que el Congreso esté dispuesto a ello, en lugar de medidas en las que el objetivo principal sea reducir la producción china.
Apertura al extranjero. China ha continuado abriéndose a los inversores extranjeros. Todo esto nos hace pensar que el crecimiento del país se seguirá fomentando y esto supondrá una muy buena opción para los activos chinos. En concreto, las acciones chinas seguirán representando un componente muy importante para la planificación financiera a largo plazo de todos los inversores, sobre todo de los globales.
Teniendo todo esto en cuenta, afirmamos que China se postula como la mayor economía en términos de crecimiento, con una fuerza impulsora para las transformaciones estructurales de todo el mundo. Estamos seguros de que las acciones chinas serán una inversión muy positiva no solo en 2020 y 2021, sino que seguirán siendo un asset class muy interesante para los próximos cinco o seis años.