La Gran Dimisión: 4,43 M€ de estadounidenses renuncian a su empleo en septiembre

Trabajadores en EEUU

Intermoney | En cuanto a las dinámicas de inflación, resulta cierto que Ómicron puede ayudar a que el pico de precios sea algo menos intenso gracias al paso atrás del petróleo y a que la activación de la cautela por parte de los hogares reste algo de presión a su demanda en el corto plazo. Sin embargo, a falta de más información sobre la nueva variante del coronavirus, lo expuesto no supondría un vuelco en el escenario de inflación ya que, de no agravarse la situación, el enfriamiento de la demanda permitiría una relajación limitada de los cuellos de oferta existentes mientras que la escasez de mano de obra, que empuja al alza los salarios en países como EEUU, no desaparecería. De hecho, en territorio estadounidense se da una situación anómala que empieza a recibir un nombre tan impactante como el de la Gran Dimisión después de que 4,43 millones de estadounidenses renunciasen a su empleo en septiembre y el número de personas que se jubila sume un punto porcentual más de lo esperable en relación con el porcentaje de la población.

Luego, la mera aparición de Ómicron no implica que ciertas cuestiones espinosas en materia de inflación desaparezcan. Además, aunque ayude a diluir determinadas tensiones a corto plazo en materia de precios, especialmente por el efecto sobre los IPC de la relajación de la cotización del crudo, el barril de WTI cotizaba a mediodía del lunes en 71,5$, a pesar de su recuperación (el viernes cerró en 68,15$ después de su mayor caída desde abril de 2020), debemos cuidarnos de sobrerreaccionar. Determinados cuellosde botella persistirán y, en materia energética, la llegada del frío intenso ha hecho que los precios del gas natural en Europa superen en un 1,5% sus valores del cierre del juevesy las positivas perspectivas de ingresos reveladas por el gigante gasístico ruso, Gazprom, confirman que da por buena la actual estructura de precios del gas natural para el futuro próximo. Luego, en noviembre y diciembre, la inflación puede ser algo menos virulenta de lo temido, pero esto no implicará un punto de inflexión (de no cambiar mucho las cosas), aunque cierta contención de los precios,combinada con el escenario de incertidumbre generado por la nueva variante del COVID,puedeser suficiente para que se reduzca el temor hacia la aceleración del paso de los bancos centrales en su estrategia de normalización. Así que, salvo que Ómicron se confirme como una verdadera fuente de preocupación, el futuro próximo puede resultar mejor para los mercados que para la economía real. A la postre, desde hace tiempo, el devenir de los mercados viene marcado en mayor medida por las acciones de los bancos centrales que por la evolución de la economía real, siempre y cuando ésta no dé grandes sorpresas