Aristóbulo de Juan | «Los bancos empiezan a publicar sus cuentas de cierre de 2021 y en ellas se informa de algunos hechos singulares: son numerosos los bancos que deciden revertir parte de las provisiones alimentando así un aumento artificial de sus resultados. Por otra parte, los bancos que han adquirido otras entidades utilizan el fondo de comercio negativo para matar provisiones anteriores y mejorar así sus resultados con un apunte contable. La referida reversión de provisiones y el fondo de comercio negativo han llevado a no pocos bancos a declarar resultados espectaculares, que llaman la atención. En algunos casos más que duplican los declarados como resultado del propio negocio».
El pasado mes de noviembre publiqué en esta revista un artículo titulado «Sin los números pereceréis» , un título tomado de un axioma grabado en piedra por San Isidoro, con el que me siento identificado. En mi escrito concluía que el sistema español se prestaba a una gran confusión. Por tanto, resultaba difícil de diagnosticar.
Esta situación ya se venía arrastrando desde la reciente burbuja inmobiliaria y el deficiente tratamiento de la crisis subsiguiente. Tal vez como consecuencia de la doctrina de la desregulación. Pero esta situación continua favorecida por la existencia de un marco regulatorio ineficaz, basado en el evasivo principio de que no deben contar los actos del presente sino las previsiones de futuro. Así se trataban de evitar a corto plazo los costes económicos y políticos de las turbulencias, dando prioridad a mantener una apariencia de estabilidad y sin tener en cuenta que los problemas que no se abordan cuando surgen suelen crecer más deprisa que las posibles mejoras del contexto.
