Fernando Rodriguez | Entrevista a Carlos Delclaux, presidente de Vidrala y consejero de Vocento. «La UE se ha dedicado a dar lecciones a todo el mundo sobre energías renovables. Pero un proyecto de tal envergadura debería haber garantizado el suministro, y un proceso de transición ordenado que asegurase que por el camino no te quedes sin industria o que los ciudadanos no sufran ‘pobreza energética’… Pero Europa se ha hecho muy gorda y cómoda. Y no estamos en condiciones de mantener una guerra energética con Rusia como la que se plantea».
El precio del gas, combustible básico para hacer funcionar los hornos de Vidrala, ha llegado a representar el año pasado el 50% de los costes totales de la compañía, frente al 15% de antes de la guerra en Ucrania. ¿Cómo gestionan en la empresa este coste y que han previsto para el futuro?
El precio de la referencia europea de gas, que fluctuaba más o menos entre los 10 y los 15 €/MWh hace dos años, se llegó a disparar -en momentos concretos del año 2022- hasta niveles de 300-400 €/MWh, afectado por la guerra en Ucrania. Ha habido momentos en que el coste del gas superaba al precio de venta de nuestro producto. En Estados Unidos consideran que el gas está muy caro y debe estar a 25 o 30 €/MWh y piensan que cómo va a soportar eso la industria norteamericana. En el cuarto trimestre, deberíamos ver ya una mejora progresiva de nuestros márgenes, gracias a acciones internas para optimizar nuestro mix energético, una nueva adaptación de nuestros precios de venta y las diferentes ayudas a la industria -con subvenciones o poniendo tope al precio del gas- que han tomado determinados Estados como Reino Unido, Italia y Portugal. El año 2023 debería ser, por tanto, un año de perspectivas más positivas.
