Un BoE que deja muchas sorpresas

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Intermoney | Este jueves el encuentro del Banco de Inglaterra cumplía con lo esperado y recortaba su tasa en 25 p.b. hasta el 4,0%. Eso sí, la división del MPC llamaba nuestra atención puesto que el resultado era bastante más ceñido de lo que podíamos esperar. Cuatro miembros votaron a favor de la propuesta mientras que otros cuatro miembros (Greene, Lombardelli, Mann y Pill) prefirieron mantener el tipo de interés bancario en el 4,25%. Por otro lado, Alan Taylor prefirió reducir el tipo de interés bancario en 0,5 p.p., hasta el 3,75%. De hecho, ese 4-4-1 llevó a una segunda ronda de votación, y es la primera vez en los 28 años de historia del comité que se requieren dos rondas para alcanzar un resultado viable sobre las tasas. No esperábamos que Lombardelli se uniera en favor de una pausa, mientras que a Greene y a Pill tampoco se les daba por seguro, al tiempo que intuíamos que Dhingra, la miembro más dovish, se uniría en favor de votar un recorte de 50 p.b. en vez de 25.

Como vemos, el sesgo era bastante más hawkish de lo que se podía vaticinar. Y esto se ponía de manifiesto en el comunicado, que añadía una nueva línea en su comunicado, indicando que “la restrictividad de la política monetaria ha disminuido a medida que se ha reducido la tasa de interés del banco”, lo cual puede indicar que el MPC cree que se está acercando a una tasa neutral. Lo llamativo es que desde el banco volvían a mostrarse muy cautelosos ante el frente de los precios, ya que se destacaba que el “MPC considera que los riesgos al alza en torno a las presiones inflacionistas a medio plazo han aumentado”. Ahora se espera que la inflación alcance el 4% en septiembre, por encima del pico previamente estimado de 3,7%. En este sentido, la inflación de alimentos, que ha repuntado recientemente, es un factor adicional de preocupación para los funcionarios, pero creemos que aquí están siendo demasiado cautos dado que, por el otro lado de presiones alcistas como es la inflación en servicios, está siendo sostenida por la vinculación a aumentos fiscales o a los alquileres, factores que deberían contribuir mucho menos en los próximos meses.

El otro aspecto crucial era que no se parecían mostrar preocupados en exceso ante la desaceleración del mercado laboral, a pesar de que el aflojamiento continuo del mercado laboral y del crecimiento salarial ha acelerado su ritmo desde las subidas de impuestos del gobierno laborista. Ante estos dos frentes (precios y empleo), el comunicado alertaba de que el ritmo de futuras reducciones en la restrictividad de la política dependerán del grado en que continúen disminuyendo las presiones desinflacionarias subyacentes. Bailey, en su intervención, recalcaba esta idea manteniendo el discurso de que cualquier recorte futuro deberá hacerse de manera gradual y cuidadosa. Ahora el juego de equilibrios del BoE es más complicado teniendo que responder a los indicios de un crecimiento económico debilitado al igual que el mercado laboral, frente a un inquietante repunte de la inflación.

A priori, aumenta el riesgo de que el MPC se desvíe de su ritmo actual de flexibilización trimestral y los mercados monetarios reaccionaron ante el sorpresivo tono estricto del banco y ahora están valorando solo 17 puntos básicos de flexibilización monetaria adicional este año, frente a los 23 p.b. de antes del encuentro. Pero siendo sinceros, seguimos viendo muy probable que en noviembre la política se relaje en otros 25 p.b. Decíamos que el banco parece haber sido cauteloso en exceso ante las perspectivas de inflación, ya que, si los salarios siguen desacelerándose como hasta ahora, los efectos de segunda ronda se desvanecerían, mientras que otras partidas de servicios van a contribuir menos a la inflación. Como era lógico, la libra esterlina subió frente al dólar tras la decisión, aumentando un 0,4% hasta los 1,34 GBPUSD mientras los gilts cayeron, lo que elevó el rendimiento a dos años en 6 p.b. hasta el 3,88%.