Atentos a las rebajas de la tercera ola

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Tras un año más que notable para los fondos de renta variable (sobre todo para los que apuestan por Bolsas internacionales) y tras un brillante efecto diciembre/enero, han llegado las rebajas. Aunque en una estrategia a medio y largo plazo sea menos relevante, siempre viene bien aprovechar los recortes para tomar nuevas posiciones en fondos de renta variable internacional.

¿A quién le amarga un dulce? Si su fondo de Bolsa internacional terminó 2020 con una rentabilidad anual superior a los dos dígitos, pese a la pandemia y a su impacto sobre la economía, sin duda usted preferirá esperar a que su valor liquidativo se enfríe un poco antes de tomar nuevas posiciones. Los inversores sistemáticos, los que, por ejemplo, reparten sus tomas de posición a lo largo de todo el año, no son muchos, pero son los más inteligentes: ponen, cada mes, un poco de dinero en su fondo, de modo que acaban consiguiendo un valor liquidativo medio razonable. Pero estos son los menos. Lo más habitual es que el inversor entre en fondos mediante aportaciones puntuales, bien de dinero nuevo, bien de dinero traspasado desde otros fondos, lo cual, además, le evita pagar plusvalías si ya las había acumulado en el producto anterior y, al hacer el traspaso a uno nuevo, las “arrastra” y las sigue acumulando sin necesidad de tributar.

Si es usted de este último tipo de inversor, puede ser momento para estar atento a las rebajas. Sobre todo si su fondo le ha convencido por sus buenas prestaciones durante el dramático 2020. Ya sabemos que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, pero los buenos gestores que lograron rentabilidades del diez, el quince o el veinte por ciento el año pasado pese a la pandemia, y sin apostar exclusivamente por burbujeantes valores tecnológicos o por mercados/sectores muy específicos, se merecen un plus de confianza. Es obvio que un fondo que hubiera apostado masivamente por Tesla habría aprovechado que ese fabricante de coches (y de ilusiones) haya subido un 700 por ciento en 2020. Y ya hemos visto fondos tecnológicos con resultados espectaculares el año pasado. Pero, como insisto siempre, eso son posiciones sólo aptas para carteras muy diversificadas o para gente con una seria adicción al riesgo y con aún mayor capacidad de aguante frente a posibles sobresaltos.

Pero un inversor medio puede diversificar muy bien, con un riesgo muy razonable, si apuesta por fondos de renta variable internacional que, a su vez, realicen una correcta diversificación y selección de valores. Los mismos que, en general, lo hicieron bien el año pasado y que, por eso mismo, dan bastante confianza. Lo cual no quita para que también sufran estas rebajas de enero que, en realidad, quizás muestren su mayor intensidad en febrero. Señales no faltan: el S&P 500, un índice que siempre conviene vigilar y que puede servir de termómetro del resto del mercado, registró el 27 de enero su mayor retroceso desde octubre.

El frenazo bursátil es resultado de una nueva ola de incertidumbre económica. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, acaba de lanzar una advertencia importante: el evidente resurgimiento de la pandemia tendrá un serio impacto no sólo en los datos del PIB europeo del cuarto trimestre de 2020, sino también en los del primer trimestre de este año. De ahí que haya anunciado que el BCE mantendrá sus políticas de estímulo monetario. Como también lo hará la Reserva Federal norteamericana, que acaba de advertir que Estados Unidos está aún muy lejos de una completa recuperación económica. Además, pese a que la era Biden traerá un nuevo estímulo a los mercados, 400.000 muertos por Covid en Estados Unidos son muchos muertos y, como en Europa, no conviene perder el respeto ni al virus ni a sus efectos sobre los mercados cada vez que, por ejemplo, aparezca alguna noticia preocupante sobre las vacunas, las nuevas cepas, etc. Una inquietud que también se percibe en el último informe del Fondo Monetario Internacional, más pesimista que el emitido en octubre, pues en general anticipa menos crecimiento para todos los miembros de la Unión Europea (aunque para la economía global anuncie un 5,5%, frente al 5,2 de su anterior previsión).

De momento, ya vemos que la llamada tercera ola del Covid está llegando a niveles muy inquietantes en muchos países y a situaciones peores que las de octubre y septiembre del año pasado. En algunos lugares, el escenario comienza a parecerse incluso al de marzo y abril del 2020, con un creciente número de víctimas, elevada tensión hospitalarias, duras medidas de confinamiento, preocupación sobre si el ritmo de vacunación será suficiente para lograr ese año la ansiada inmunidad de rebaño, etc., etc.

Por tanto, ya que lo más recomendable es quedarse en casita para reducir los riesgos de contagio, aprovechen para supervisar sus carteras y estar atentos a estas rebajas de la tercera ola. Sin estridencias, sin movimientos bruscos, pero con la vista puesta en esos fondos que se han comportado muy bien y que darán nuevas ocasiones de entrar aprovechando enfriamientos puntuales en sus valores liquidativos. Porque, en cualquier caso, los pronósticos para la renta variable en este 2021 siguen siendo razonablemente optimistas.