Felix Feather (abrdn) |  El Banco Central Europeo (BCE) se ha convertido este jueves en el primer gran banco central de los mercados desarrollados que recorta los tipos de interés desde la oleada mundial de subidas de 2022-2023.

La medida no ha sorprendido a las expectativas de los economistas ni a los mercados financieros, ya que la decisión se había señalado claramente en las comunicaciones del Consejo de Gobierno desde su última reunión de política monetaria de abril.

Con un recorte en su haber, la atención se centra ahora en las perspectivas de nuevos recortes en las próximas reuniones. 

A este respecto, los responsables de la política monetaria no se comprometen, sino que insisten en la dependencia de los datos y en la flexibilidad. De hecho, la declaración sobre la decisión de política monetaria fue clara: «El Consejo de Gobierno no se compromete de antemano a seguir una senda de tipos determinada».

En la práctica, es probable que el enfoque dependiente de los datos sea prudente. El BCE dispondrá de pocos datos adicionales antes de su reunión de julio. En particular, no se dispondrá de datos fiables sobre el crecimiento de los salarios en el segundo trimestre. Por lo tanto, consideramos que la reiteración del énfasis en la dependencia de los datos es coherente con nuestra petición de que el tipo de depósito se mantenga en el 3,75% en julio.