El futuro cuántico también es invertible

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Pierre Debru (Wisdom Tree) | La computación cuántica se acerca a un punto de inflexión, con empresas que anuncian avances y publican hojas de ruta actualizadas que sugieren que la llegada de la era cuántica está más cerca de lo que se pensaba inicialmente. El Premio Nobel de Física de 2025 es una señal de que la comunidad científica reconoce el potencial de esta tecnología, así como los recientes avances tangibles hacia la construcción de un ordenador cuántico escalable.

El premio de este año ha recaído en tres científicos: el profesor John Clarke, el profesor Michel H. Devoret y el profesor John M. Martinis, que han demostrado que los fenómenos cuánticos, como el efecto túnel, no solo existen en el mundo subatómico, sino también en un sistema tan grande como un chip. El trabajo conjunto de los galardonados con el Nobel ha sentado las bases para una nueva frontera transformadora en las tecnologías cuánticas, que abarca los ordenadores, la criptografía y los sensores cuánticos. El Premio Nobel de 2025 sigue a otro reconocimiento reciente: el Premio Nobel de 2022, que confirmó la existencia del entrelazamiento cuántico, uno de los principios fundamentales de la ciencia y la computación cuánticas.

Para poder optar al Premio Nobel, el descubrimiento debe suponer una contribución significativa para la humanidad. Actualmente, los ordenadores cuánticos «ruidosos» aún no han alcanzado todo su potencial con la llegada de las máquinas capaces de tolerar fallos. Sin embargo, el Nobel de este año indica que la comunidad física está de acuerdo en que esta tecnología supondrá una transformación para la humanidad, y no pasará mucho tiempo antes de que veamos ordenadores cuánticos escalables que cumplan lo prometido. 

De hecho, el Premio Nobel suele servir como indicador de los puntos de inflexión en las tecnologías emergentes. Por ejemplo, los Premios Nobel otorgados por descubrimientos en el campo de los semiconductores y los láseres ayudaron a catalizar las revoluciones digitales y ópticas que siguieron, que fueron fundamentales para hacer posibles inventos que van desde las redes de fibra óptica hasta los teléfonos inteligentes.

El Premio Nobel también puede reducir la “prima de riesgo científica” que podría haber supuesto un obstáculo para inversiones considerables. Alain Aspect, uno de los galardonados en 2022, cofundó en 2019 Pasqal, una empresa dedicada a la fabricación de ordenadores cuánticos basados en la arquitectura de átomos neutros. Poco después del Premio Nobel de 2022, Pasqal cerró una ronda de financiación serie B de 100 millones de euros, lo que refleja la creciente confianza de los inversores en el futuro de la computación cuántica. Esperamos efectos similares tras la concesión de este año: mayor concienciación sobre la tecnología y más proyectos piloto corporativos, canales más sólidos entre el mundo académico y la industria, y nueva financiación en este campo, que se sumará a las sólidas rondas de financiación que hemos visto en los últimos meses.

Para los inversores, esto significa que la tecnología cuántica está pasando de ser una tecnología experimental con un enorme potencial a convertirse en una temática de inversión con un crecimiento circular a largo plazo. El Premio Nobel sirve como una validación más de que el futuro cuántico no es solo teórico, sino que está destinado a aportar un valor significativo para la humanidad, lo que significa que el futuro cuántico también es invertible.