El plan climático de Biden, de 2 bill.$, podría acabar en la mitad

Catherine Macaulay (Schroders) | A medida que se calman los ánimos en EE.UU. tras las elecciones y Biden es nombrado presidente, analizamos las consecuencias sociales y climáticas de su agenda política.

Joe Biden se postuló a la Presidencia con uno de los programas más progresistas que EE.UU. ha visto, con la preocupación climática como uno de sus ejes. Su victoria conllevará un cambio radical en la postura del país con respecto al cambio climático. Dicho esto, el estrecho margen con el que ha vencido planteará desafíos para llevar a cabo los proyectos más ambiciosos de su programa.

A continuación, analizamos las opciones políticas que plantea un Congreso con escasa mayoría demócrata, así como las vías que Biden puede seguir fuera del ámbito legislativo, incluso a través de la autoridad ejecutiva y el establecimiento de prioridades en los organismos federales. También debemos esperar que se intensifique la acción por parte de los estados.

Biden contará con un entorno legislativo favorable, pero es probable que tenga que moderar los elementos más ambiciosos de su programa.

El resultado de la segunda vuelta en Georgia dará a los demócratas el control efectivo del Senado: ambos partidos tendrán 50 escaños, con el voto de la vicepresidente Kamala Harris desempatando. El partido también conserva una escasa mayoría en la Cámara de Representantes, lo que significa que Biden presidirá el primer Congreso con mayoría demócrata en más de una década. Esta es una buena noticia para la agenda legislativa de Biden, pero la estrecha victoria significará que gran parte de ella tendrá que ser moderada para ser aprobada – dependerá de los votos de los demócratas en los distritos de tendencia conservadora.

Dicho esto, el amplio respaldo social de los estadounidenses en la lucha climática dejará cierto margen para el consenso bipartidista. Un enfoque más bipartidista también puede ser atractivo para el nuevo presidente en su intento de unir a un país dividido, particularmente a la luz de los disturbios en el Capitolio a principios de este año.

En especial, el plan climático propuesto por Biden, de 2 billones de dólares, puede terminar acercándose a la mitad de esa cantidad. Dicho esto, esperamos que el enfoque se mantenga en las soluciones verdes, incluyendo energía renovable, transporte alternativo, bienes inmobiliarios sostenibles y tecnología limpia.

En el aspecto social, la propuesta de Biden sobre el salario mínimo federal (aumentarlo de 7,25 dólares la hora a 15 dólares) parece poco probable que cuente con el apoyo suficiente, a menos que se rebaje sustancialmente, aunque podría lograr algún progreso en materia de seguridad social.

En cuanto a la atención sanitaria, las propuestas para limitar el aumento de los precios de los medicamentos no deberían causar gran controversia, mientras que la opción de un seguro médico público sería mucho más difícil de aprobar. También podríamos asistir a un debate sobre una mayor regulación para las grandes tecnológicas en términos de responsabilidad de contenido y privacidad de datos.

Biden tendrá margen de maniobra a través de la autoridad ejecutiva

Tal vez la reincorporación de EE.UU. al Acuerdo de París será el paso más importante y simbólico sobre el cambio climático, algo que Biden se ha comprometido a hacer en su primer día en el cargo. Este acto por sí solo supone una poderosa señal del creciente consenso mundial para la descarbonización.

A nivel más práctico, hay una serie de medidas que Biden puede implementar en los sectores energético, del petróleo y gas y automovilístico a través de la autoridad ejecutiva. Como presidente, tendrá poder para revertir una serie de recortes llevados a cabo bajo la Administración de Trump.

Estos incluyen regulaciones más estrictas sobre las emisiones, particularmente en el metano y en el sector de petróleo y gas, y sobre la limitación de las del sector energético. También es probable que se endurezca la normativa en cuanto a eficiencia de los combustibles en el sector automovilístico.

Biden también tendrá cierta libertad para orientar las licitaciones federales a fines limpios, para suspender el arrendamiento (leasing) de petróleo y gas en tierras federales y para aumentar la carga regulatoria de los arrendamientos existentes.

Biden puede poner el clima como prioridad en la agenda de las agencias federales

Como presidente, Biden puede influir en las prioridades de las agencias federales, como la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). Sus nombramientos hasta ahora representan una respuesta concertada de todo el Gobierno al cambio climático; los candidatos con experiencia y ambición climática significativa están listos para entrar en casi todas las agencias federales.

Entre ellos se encuentra Janet Yellen, defensora de la acción climática desde hace mucho tiempo y partidaria de la fijación de precios del carbono, y su nombramiento como secretaria del Tesoro. Junto con la reciente decisión de la Reserva Federal de unirse a la Red para un Sistema Financiero más Ecológico (NGFS por sus siglas en inglés), Yellen tendría un sólido mandato para incorporar el riesgo climático en las responsabilidades de supervisión básicas de los reguladores financieros.

El liderazgo estatal en la acción climática continuará a buen ritmo

Las políticas a nivel estatal han sido un motor clave de la acción climática de EE.UU. en ausencia de una ambición federal, con capacidad para establecer objetivos de reducción de los gases de efecto invernadero (GEI) y de las energías renovables. En respuesta a la retirada de Trump del Acuerdo de París, 24 estados (más Puerto Rico) se unieron para formar la Alianza del Clima de EE.UU. y han establecido ambiciosos objetivos de reducción de emisiones y para la electricidad limpia.

Otras iniciativas incluyen la Iniciativa Regional de Gases de Efecto Invernadero y la Iniciativa de Transporte y Clima. Esperamos que este liderazgo a nivel estatal continúe y se fortalezca bajo la presidencia de Biden. Tiene la capacidad de conceder a los estados una independencia aún mayor, por ejemplo, mediante la concesión de exenciones para que pongan en marcha programas de vehículos de emisiones cero (ZEV por sus siglas en inglés), como en California.

Conclusión: gran atención a la acción climática

Aunque la estrecha victoria demócrata puede obstaculizar la capacidad de Biden para aprobar los aspectos más ambiciosos de su agenda climática y social, seguimos esperando un fuerte enfoque en la acción climática del presidente entrante. El paquete climático propuesto de 2 billones de dólares puede que ya no sea factible a esos niveles, pero esperamos que su priorización del estímulo verde beneficie a la energía alternativa, el transporte y los bienes inmobiliarios sostenibles y la tecnología limpia. Además, Biden puede hacer progresos en el sector del automóvil, de la energía y de la electricidad mediante una orden ejecutiva; puede establecer prioridades en las agencias federales; y puede conceder a los estados una independencia aún mayor para llevar a cabo estrategias climáticas ambiciosas.

Aunque en gran medida simbólico, el nuevo compromiso del país con el Acuerdo de París será significativo. Junto con las ambiciones de lograr el cero-neto de China, la Unión Europea y Japón (entre otros), a nivel mundial, la dirección está clara.