Fondos pequeños pero peleones

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Las estadísticas no mienten: en el mercado español, los mayores captadores de dinero para los fondos de inversión siguen siendo los grandes grupos financieros. Y también son los grandes fondos los que, casi siempre merced a su omnipresencia en las redes comerciales, logran aumentar su volumen año tras año. Sin embargo, hay numerosos fondos de pequeño tamaño, con patrimonios inferiores a cien o incluso a cincuenta millones de euros, que son capaces de sacar los colores a los mastodontes del sector.

Se supone que un gran fondo de inversión, con patrimonio cercano o incluso superior a los 1.000 millones de euros, no sólo cuenta con más recursos para gestionar con calidad, sino que es incluso capaz de actuar de palanca para mover el mercado o, al menos, para acelerar tendencias a las que sacar provecho. En teoría, cuantos más caballos de fuerza y centímetros cúbicos de cilindrada, más potencia tiene un automóvil. Pero, como en el mundo del motor, en vehículos de inversión como los fondos también hay que hablar de la relación peso/potencia. Si tienes mucho combustible y un motor muy potente, pero arrastras una estructura pesada e ineficiente, quizás no logres los mejores resultados en la carrera, sino incluso todo lo contrario. En los fondos de inversión, como en tantos otros temas, el tamaño no siempre es lo más importante.

Para comprobar esto en nuestro mercado, lo mejor es compararlo con otros más desarrollados, como el norteamericano. “En Estados Unidos, los fondos más grandes suelen tener un buen historial de rentabilidad. Prácticamente la mitad de todo el patrimonio invertido en fondos de inversión (excluyendo los ETFs) está en productos de cuatro o cinco estrellas Morningstar”, subraya Fernando Luque, editor de esta firma en España, en el detallado análisis que publica en el último número de la revista GESTORES (publicado con la edición de octubre del mensual CONSEJEROS). Luque apunta que lo que ocurre en el mercado estadounidense “en cierto punto es lógico, ya que los fondos más rentables son los que atraen más dinero”.

Sin embargo, en el mercado español no ocurre lo mismo, sino más bien todo lo contrario: hay fondos enormes que no dejan de atraer inversores pese a que sus prestaciones no son las de un bólido de carreras, sino más bien las de una bicicleta. En España, “apenas el diez por ciento del patrimonio total está invertido en fondos con cuatro o cinco estrellas”, apunta Luque. ¿Cuál es la explicación? Pues la que comentábamos al principio, la potencia comercial de ciertas entidades. “Los grandes fondos distribuidos a través de las redes bancarias no son precisamente aquellos que mejores resultados obtienen dentro de sus respectivas categorías”, explica el editor de Morningstar.

Además, disponer de mucho combustible, es decir, de grandes entradas de dinero, puede suponer complicaciones para la gestión en ciertas estrategias, más fáciles de aplicar en fondos que no registren masivos incrementos de patrimonio. Sí, aunque parezca mentira, hay ocasiones en las que el gestor directamente no sabe qué hacer con tanto dinero o no es capaz de moverlo con suficiente agilidad.

También es cierto que ser demasiado pequeño es otro lastre. De hecho, uno de los principales problemas de los gestores independientes que intentan crear un fondo es que los gastos administrativos de puesta en marcha son tan grandes, sobre todo en España, que devoran buena parte de los recursos aportados inicialmente al fondo, hasta el punto de que en realidad el producto no puede ser rentable hasta que no alcanza determinadas dimensiones.

Como en casi todo, la clave está en un adecuado equilibrio entre tamaño y capacidad de gestión. Pero en este binomio, a menudo lo segundo es más importante que lo primero. Buena prueba de ello está en los siete pequeños fondos de inversión, con patrimonios de menos de cincuenta millones de euros, que Fernando Luque analiza en el último número de GESTORES. Son productos de gestoras tanto grandes (como Renta 4 o Caixabank) como medianas o pequeñas (Gesconsult, GVC Gaesco, Inverseguros, A&G Fondos o B&H). Todos ellos destacan por su agilidad en la gestión, por sus comisiones en general contenidas y por unos rendimientos que superan con creces a los gigantes del mercado.

El inversor debe tomar nota: no siempre el transatlántico en que quiere embarcarle su entidad financiera es lo más adecuado para una buena travesía por los mercados. En muchas ocasiones, una nave más pequeña, más ágil y mejor gobernada dejará atrás a los pesados galeones del sector.