Olivia Álvarez (Monex) | La revisión estratégica del Banco Central Europeo deja una impronta mixta para la política monetaria europea y la moneda única. Si bien el cambio más trascendental de la revisión –la nueva meta de inflación– le imprime un sesgo netamente “dovish” a la guía de política del BCE, algunas consideraciones incluidas en la propuesta invitan a la reflexión.
Ciertamente, el incremento del objetivo de inflación no es una decisión trivial. De una meta “cercana pero por debajo del 2%” a una meta simétrica alrededor del 2%, la implicación directa en términos de política monetaria apunta hacia una mayor acomodación en el contexto de inflación persistentemente baja en la Eurozona. Al subir la barra para la normalización de la política monetaria y dado el amplio volumen de acomodación actual, este cambio de meta probablemente se traduce en una expansión monetaria más prolongada en el tiempo. Aunque el cambio no es una sorpresa para los mercados, la modificación de la meta sienta las bases para un rol más activo de la política monetaria en el panorama actual.
Más importante aún, la revisión de la meta permite a Lagarde trazar una línea roja respecto a la divergencia de criterios dentro del consejo de gobierno del banco y erradicar viejas ambigüedades. Bajo una meta oficial de 2%, se admitirán por igual los desvíos negativos y positivos de la inflación, lo que llevará a los halcones del BCE a tener más paciencia. Este diseño deja espacio para que el repunte transitorio de los precios sea percibido con neutralidad, lo cual es especialmente favorable para la recuperación estructural de la economía y los precios de los efectos de la pandemia. Asimismo, Lagarde deja en claro que la nueva guía de política del BCE se distancia fundamentalmente del objetivo promedio de la Fed alrededor del 2%. Si bien ambas políticas demuestran una mayor flexibilidad respecto a la meta, la “simetría” invocada por el BCE evita tener que “compensar” los episodio alta inflación con períodos de ajuste de los precios. Eso facilitará una senda de política monetaria más estable y predecible y un impulso más transparente y directo al mercado de divisas vía expectativas.
Otro apunte destacable de la revisión estratégica tiene que ver con las medidas de inflación en sí mismas. En el análisis estratégico se evalúa como “apropiado” el indicador utilizado actualmente para el diseño de la política monetaria, pero se reconoce que la medida subestima el impacto de algunos precios relevantes en la economía. En particular, el estudio destaca la subestimación de los precios del mercado inmobiliario, un componente crucial para la formación de los precios que percibe el consumidor promedio europeo. Bajo la metodolgía actual del Índice de Precios al Consumidor armonizado (HCPI por sus siglas en inglés), la estructura de precios final no contempla una ponderación realista del precio de la vivienda, la cual podría sesgar la lectura de inflación actual ligeramente a la baja. Aunque por lo pronto, el BCE seguirá utilizando el HCPI como indicador central en el diseño de política, la revisión estratégica ratifica que se prestará mayor atención a medidas complementarias de inflación asociadas al sector inmobiliario, al tiempo que se trabaja en la revisión metodológica del HCPI en el medio y largo plazo. En perspectiva, este elemento podría incrementar ligeramente el nivel de inflación estudiada por el BCE, inclinando la política monetaria europea hacia el lado más “hawkish” en perspectiva.
El euro reaccionó moderadamente al alza sobre estas noticias pese al balance netamente “bullish” del anuncio. Probablemente esta operativa puntual tuvo que ver con el contexto más general de los mercados financieros en el día, que operaban con un moderado sesgo a favor de los activos refugios en vistas del panorama de riesgos asocioado a la expansión de la variante delta del virus. La gloria restante tampoco es exclusivamente del euro o el BCE. Los mercados también podrían estar corrigiendo el descuento sobre la senda de política monetaria de la Fed, después de unas minutas marginalmente más conservadoras publicadas la noche anterior. En las actas de la Fed se da cuenta de una postura prudente por parte del homólogo norteamericano respecto a un ajuste temprano de las medidas de estímulo, lo cual pesó sobre la renta fija norteamericana y el dólar. En balance, los eventos recientes podrían imprimir un tono de mayor volatilidad sobre el par EURUSD mientras los mercados internalizan las divergencias entre ambas guías de política, aunque de momento nuestra convicción sobre una senda moderadamente alcista para la moneda única permanece intacta.