Ladrillos en la costa y en la nube

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Si aún está pensando en invertir en ladrillos como forma de combatir contra la inflación (aunque ésta sea un fenómeno pasajero) y si, para ello, va a deshacer posiciones en sus fondos de inversión (y a pagar impuestos por las plusvalías generadas a largo plazo), tenga mucho cuidado al elegir. Ya hemos repetido que sólo la vivienda de calidad parece recomendable si ahora encuentra buenas rebajas post-covid. Aunque otra posibilidad, algo más compleja pero quizás más rentable a largo plazo, es colocar su dinero en la nube… o, más bien, en esos peculiares inmuebles donde se “guarda” la nube.

Sobre la resistencia de los precios en el ladrillo de calidad se ha escrito mucho. Ciertamente es el que menos cae en los momentos críticos y el que mejor se recupera cuando las economías se animan. Apartamentos, inmuebles de prestigio o áticos en los centros de las grandes ciudades, viviendas unifamiliares en zonas cercanas e incluso en nuestras privilegiadas costas (productos ambos animados por ese teletrabajo que ha llegado para quedarse) son algunos de los sub-mercados inmobiliarios donde merece la pena explorar en busca de gangas. En el último citado, la vivienda playera, puede ser buena idea aprovechar las vacaciones veraniegas para encontrar buenas oportunidades, antes de que el retorno en tromba del inversor extranjero vuelva a sobrecalentar los precios.

Según Caixabank Research, más del catorce por ciento de las viviendas en propiedad en España son segundas residencias. Pero el impacto de la covid y la implantación creciente del teletrabajo puede hacer que muchas de estas segundas residencias pasen a ser la primera. Muchos ciudadanos (y no sólo españoles) han descubierto que pueden teletrabajar mirando al mar, que siempre será más agradable que mirando al edificio de enfrente… sobre todo si llega otra gran pandemia y volvemos a los desagradables confinamientos.

El auge del teletrabajo es precisamente uno de los factores que está impulsando otro tipo de producto inmobiliario o, mejor dicho, mucho más allá del inmobiliario puro: los centros de datos (“data centers” en terminología anglosajona), enormes instalaciones absolutamente llenas de tecnología y en las que se aloja, cuida y se hace crecer eso que llamamos la nube y que es tan imprescindible para el desarrollo tecnológico presente y futuro.

Ya hay casi una docena de REITS (fondos inmobiliarios cotizados) especializados en invertir en centro de datos. Cotizan en diversas bolsas internacionales y lo cierto es que ya se han revalorizado bastante. Pese a ello, los expertos coinciden en que presentan buenas perspectivas, al calor de esa mayor demanda tecnológica llamada a llenar cada vez más esas nubes donde lo almacenamos todo. Principal Real Estate, por ejemplo, acaba de recaudar 533 millones de dólares para su primer fondo de centros de datos en Estados Unidos. Pero, como he comentado, no es el único.

Y algunos fondos de inversión tecnológicos y de infraestructuras pueden ser también la vía para que el inversor meta su dinero en el futuro de la nube. Un sector que además está creciendo con fuerza en el mercado español, donde hay condiciones para que los “data centers” se conviertan en nudos claves para la conexión con mercados como el africano, el latinoamericano… Aunque si usted tiene un gran solar inutilizado y quizás perdido en el fondo de la España vaciada, no se haga ilusiones: cierto que los centros de datos requieren grandes superficies para ubicar sus potentes infraestructuras informáticas y de comunicaciones, pero, como me comenta Juan Carlos Vaamonde, máximo responsable de Data4 en España, “elegir ubicación para un centro de datos no es sencillo, hay dos requisitos básicos: acceso fácil a la red troncal de fibra óptica y disponibilidad de potencia eléctrica”. Y esta doble conexión, a lo mejor de la red eléctrica y a la gran capacidad de la fibra óptica, no se encuentra en cualquier sitio.

Siguiendo esos criterios, Data4, un gran especialista europeo en centros de datos, acaba de inaugurar en la localidad madrileña de Alcobendas uno de los más potentes “data center” de España. Ha anunciado el desarrollo de otro y no será la última gran empresa de la nube que se instale en nuestro país.

El inversor particular aún tiene complicado sumarse a esta ola, subir su dinero a la nube, pero todo llegará. Estén atentos, sobre todo si pueden esperar… o no están deseando irse a vivir a la playa.