Los mercados están atrapados entre un entorno de inflación persistente y una recesión y los bancos centrales podrían forzar una desaceleración

Robeco AM | Según Sander Bus, CIO de high yield, y Reinout Schapers, co director de investment grade de Robeco, los mercados llevan más de un año hablando de una recesión inminente en Estados Unidos. Pero, a fecha de hoy, esa recesión aún no ha llegado. De todos modos, con la perspectiva de una subida de tipos o una recesión y las valoraciones en tierra de nadie, los mercados se encuentran entre la espada y la pared.

Claves:

  • Los mercados están atrapados entre un entorno de inflación persistente y una recesión.
  • Los bancos centrales podrían forzar una desaceleración para combatir la inflación.
  • Nuestra estrategia preferida sigue siendo comprar a la baja (y vender en el repunte).

En Europa, Alemania entró recientemente en una recesión técnica, tras dos trimestres consecutivos de evolución negativa del PIB. La caída del crecimiento se debe al sector industrial. No obstante, el consumidor no siente esta negatividad porque las cifras de desempleo se mantienen bajas.

El aumento de gasto del consumidor ha provocado que la inflación sea más persistente de lo previsto. Tanto la Reserva Federal estadounidense como el Banco Central Europeo se han visto obligados a mantener su postura restrictiva y a subir los tipos de interés. Así, las condiciones financieras se han endurecido y muchos sectores industriales empiezan a notar los efectos negativos. 

Esto es especialmente cierto en Europa, donde un mayor porcentaje de préstamos son a interés variable, lo que significa que la repercusión es bastante rápida. La concesión de nuevos préstamos se ha ralentizado notablemente. El gasto de capital en los mercados 

desarrollados no está contribuyendo al crecimiento, a pesar del apoyo secular previsto de programas como la Inflation Recovery Act o la deslocalización de la industria tecnológica. 

Mayor volatilidad

La incertidumbre en las previsiones macroeconómicas y las expectativas sobre la inflación provocan un aumento de la volatilidad. Esto se ha vuelto a poner de manifiesto en marzo, durante la crisis de los bancos regionales estadounidenses y Credit Suisse. Aprovechamos la oportunidad para añadir riesgo a nuestras carteras, ya que los valores financieros se abarataron considerablemente. Desde entonces, el mercado se ha normalizado en gran medida, a niveles previos a marzo, aunque sigue habiendo algunos nichos de valor.

Nuestra estrategia preferida sigue siendo comprar a la baja (y vender en el repunte), desde una base conservadora. Los tipos de interés y el miedo a una recesión son los factores determinantes de este ciclo. Y aunque los tipos de interés estadounidenses a 10 años parecen estar cerca del máximo del ciclo, la volatilidad y la incertidumbre persisten. Las valoraciones siguen en torno a su media a largo plazo, pero están más ajustadas que a principios de año, mientras que las condiciones financieras se han endurecido aún más. Por ahora, hemos retirado algunas fichas de la mesa.