¿Qué está ocurriendo realmente con el empleo en Estados Unidos?

Felipe_Villaroel

Felipe Villaroel (TwentyFour AM) | El mercado laboral estadounidense ha sido y seguirá siendo una de las variables clave que los inversores en renta fija seguirán de cerca en 2021. A principios de este año afirmábamos que uno de los factores más importantes a la hora de evaluar si la Fed cambiaría, o no, la orientación de su política monetaria serían las presiones del mercado laboral. Razonamos que si éstas se hacían más evidentes a medida que la inflación se normalizaba en consonancia con una fuerte recuperación económica, facilitada por la introducción de vacunas y el levantamiento de las restricciones relacionadas con el COVID, entonces la inflación salarial podría seguir en lo que comúnmente se denomina un efecto de «segunda vuelta». Esto es algo que los bancos centrales tratan de evitar siempre.

Recientemente, los datos del mercado laboral estadounidense han sido extremadamente volátiles y, por consiguiente, nos hemos visto obligados a seguir una serie de indicadores distintos a las tasas de desempleo y las nóminas no agrícolas (NFP) para tratar de obtener una imagen más completa de la intensidad de las presiones del mercado laboral en este momento. En particular, la última tanda de datos de las nóminas no agrícolas de abril mostró la mayor pérdida que recordamos en términos de creación de puestos de trabajo (266.000 frente al millón que se esperaba), y se tomaron al pie de la letra las débiles presiones salariales medidas por los ingresos medios por hora. Al mismo tiempo, los titulares llegaban a nuestras pantallas hablando de cómo empresas como McDonald’s y Burger King estaban pagando a personas sólo para que asistieran a las entrevistas, ya que no podían cubrir los puestos que necesitaban para que sus restaurantes funcionaran correctamente. Entonces, ¿se trata de un caso de demanda reducida en el mercado laboral, con empresas que no contratan, o de una oferta reducida, con trabajadores que, por alguna razón, no quieren cubrir las vacantes?

La Encuesta de Ofertas de Empleo y Rotación Laboral de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. correspondiente al mes de marzo ofrece algunos datos interesantes al respecto. Con 8,1 millones, el número de puestos de trabajo disponibles a 31 de marzo fue el dato más elevado desde que se inició la serie hace unos 20 años. A grandes rasgos, se trata de alrededor de 1 millón de puestos de trabajo vacantes más que los que veíamos mensualmente en 2019. El número de contrataciones fue ligeramente superior al del mes anterior, con algo más de 6 millones, que prácticamente iguala las cifras mensuales de 2019. El número de finalizaciones de contrato totales (total separation en inglés), que incluye a los trabajadores que renuncian o son cesados/despedidos por su empleador, fue de 5,3 millones en marzo. En realidad esta cifra es inferior a la media mensual de 5,6 millones que se registró en 2019. Las ‘renuncias’, con 3,5 millones, fueron similares a los promedios de 2019, mientras que los despidos y las bajas cayeron en 300.000 hasta 1,4 millones en marzo y fueron los más bajos desde el inicio de la serie histórica, en diciembre de 2000.

En términos generales, en marzo hubo más puestos de trabajo disponibles en EE.UU. que en cualquier otro momento de los últimos 20 años, mientras que la contratación se realizó a un ritmo normal. Los despidos y las bajas fueron los más bajos de los últimos 20 años, mientras que el número de personas que abandonaron sus puestos de trabajo fue similar a las cifras anteriores a la COVID. 

Nuestra conclusión es que se trata claramente de un problema de oferta y no de demanda; los trabajadores no cubren los puestos disponibles, y sólo podemos especular sobre el motivo. Podría ser que los trabajadores tengan paquetes de prestaciones muy atractivos, ya que las ofertas de empleo compiten con los cheques de prestaciones y la competencia nunca ha sido tan intensa. Podría ser que algunos trabajadores tengan verdadero miedo de volver al trabajo por el riesgo de contagio o por condiciones médicas específicas, por ejemplo. También podría ser que algunas personas hayan decidido que es un buen momento para reorganizarse y finalmente hacer ese cambio de carrera que han estado planeando durante años, simplemente no lo sabemos. Lo que sí sabemos por los datos es que las empresas quieren contratar a un ritmo récord y no pueden cubrir esos puestos en este momento. Cuando la demanda supera ampliamente a la oferta en cualquier mercado, los precios tienden a aumentar. Así que podríamos ver, al menos temporalmente, un aumento de los salarios en EE.UU., a pesar de que el número total de personas empleadas es alrededor de 7 millones menos que antes de la COVID. Esto es importante porque, como le dirá cualquier empresario, recortar los salarios suele ser mucho más difícil que aumentarlos.

Teniendo en cuenta todos estos factores, parece que los bonos del Tesoro a 10 años en la región del 1,6%-1,7% corren el riesgo de una corrección. Los diferenciales de crédito podrían ser volátiles si se produjera un mini taper tantrum en el que la venta de tipos se convirtiera en la principal fuente de riesgo para todos los activos de riesgo, como ya ha ocurrido en ocasiones en 2021. Sin embargo, con una demanda agregada tan fuerte como muestran las cifras mencionadas, tendemos a pensar que las tasas de impago tenderán a bajar a partir de aquí, lo que debería ser ampliamente favorable para el crédito a medio plazo. Por lo tanto, seguimos opinando que el crédito con plazos relativamente más cortos y con un sesgo hacia los sectores más cíclicos y de mayor rendimiento debería ser más rentable en la renta fija.